"Sylvia no persigue herir a su madre, pero le falta paciencia para hablar con ella. En la ironía encuentra muchas veces la manera de reducir la distancia entre lo que su madre desea escuchar y lo que ella tiene ganas de contar. Cuando vivían juntas, Sylvia ignoraba la soledad que eso generaba en su madre, la frustración por el negado acceso a las preocupaciones de su hija. ¿Que te apetece cenar? Me da igual. ¿Sales ahora? Sí. ¿Adónde? Por ahí. ¿Con quién? Con Mai. ¿Solas? No, con una pareja de la Guardia Civil."
(fragmento extraído de la novela
Saber perder, de David Trueba)
1 comentario:
Sylvia... demasiados instintos que poner en orden :) Gran post, guapo! Un miércoles como hoy no esperaba otra cosa de ti, Guille. Te per-sigo aunque a veces tú no te des cuenta. ¿Nos vemos pronto?
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