"Suena «Love Spreads» de los Stone Roses
en alguna de las terrazas del puerto, o seguramente sólo en la cabeza de Za Za. El sonido preciso de su propio pasado le
confunde aún más que el rumor de lo nuevo. Los
recuerdos se amontonan hasta formar una pira
funeraria. Vienen y van los recuerdos, sin ton ni
son, y campan a sus anchas.
Londres y el viejo Za Za, por entonces mucho más joven, arremolinado entre los críos modernos en el Shepherd’s Bush Empire, una de las
incipientes catedrales del rock de vanguardia de
principios de los noventa, durante un concierto de Teenage Fanclub. El Groucho Club del Soho,
lleno de inocentes reyes del arte del mañana, Da mien Hirst y Tracey Emin en pañales, mientras el
fantasma de Francis Bacon sigue caminando todavía (¿fresco?) por Madrid. Concierto de Royal
Trux en el Mercury Lounge de Nueva York, ¿o
era el Bowery?, sashimi en mesas de corian blanco
(material para decoración doméstica, carísimo, y
tal vez por eso muy apreciado por los esnobs), entre filas y filas de ropa que nunca estará de moda
(la moda nunca está de moda), adolescentes disfrazadas de empleadas del hogar sujetando cigarrillos Virginia Slims entre sus dedos, con las manos cubiertas por guantes de fregar amarillos en
las calles de Tokio. 1990, Berlín unificado o empujado por píldoras militares y desfiles civiles, al
son de la vieja guardia del rock decadente (Pink
Floyd, sin ir más lejos), la arrogancia de la enésima juventud triunfante chocando contra las rocas
testarudas de la historia. Una ensalada diabólica,
se coma como se coma. Mejor no comer, pero
algo hay que comer...
Mejor olvidar.
Pero algo hay que olvidar.
Todo lo que conocía Za Za ha muerto.
O eso dicen.
Bienvenido a Estos Días.
Estos Días es el tiempo de ahora con la información de antes, sin futuro todavía.
Pero algo hay que olvidar.
Todo lo que conocía Za Za ha muerto.
O eso dicen.
Bienvenido a Estos Días.
Estos Días es el tiempo de ahora con la información de antes, sin futuro todavía.
El musgo pegado a un tiempo que no es tierra firme ni está del todo sumergido.
Cualquiera puede ser un ciudadano ilustre
en Estos Días, aunque se llame Za Za y sea un ex-
traficante de cocaína y viva (si se le puede llamar
vivir a este inane retiro) en Ibiza. Tampoco hay
que dramatizar, hay mucha gente que es ex cosas
peores y vive en sitios mucho más feos. Estos Días
son la tierra de los nuevos soldados, aquellos que
aún no han hecho el daño suficiente, y la tierra de
los viejos criminales que no han muerto todavía
ni han sido aún juzgados.
ni han sido aún juzgados.
Fantasmas ociosos, los unos y los otros.
Pero ésta es la historia de Za Za, exdealer,
jubilado y futuro emperador de Ibiza.
Y para empezarla bien, hay que hablar antes de un mono."
Y para empezarla bien, hay que hablar antes de un mono."
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