En tres días tres mujeres distintas y preciosas me decían
que soy demasiado inmaduro para ella (una),
demasiado inteligente para no hacerme daño
y por extensión hacérselo (otra),
y que hubiera preferido no conocerme (otra más).
Mientras, yo
(que ya había fantaseado con protagonizar
estas escenitas lamentables de telefilm casposo)
por supuesto,
seguía detrás de mi mejor sonrisa
(sintiéndome un completo y miserable gilipollas).
En tres días tres mujeres distintas y preciosas me decían
lo que tú no pudiste hace tres años.
Lo que no he querido cambiar de mí en tres años cambiando.
NOVELA: Javier Mateo Hidalgo.
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1.
Todo comienza
donde la memoria
nos permite.
Dibuja la tiza
sobre un negro universo
y su polvo se desvanece.
¿Los recuerdos son nuestros
o está...
Hace 18 horas
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