Dicen
que si temes identificar un rostro concreto entre la gente
durante mil doscientos días de rostros de gente
(pasillos de hospital, pasos de cebra en Gran Vía,
gimnasio, terrazas de Lavapiés,
cajas del Mercadona, conciertos).
Dicen
que si pudieras analizar con minuciosidad de morfólogo
de la policía científica,
cada uno de esos rostros anónimos que
te cruzas con miedo,
miras aturdido y
compruebas aliviado
para olvidar al instante y para siempre
(para siempre seguir temiendo).
Dicen,
que el sumatorio total de todas las desviaciones
de cada rasgo facial, de cada gesto
(de esos cientos de miles de rostros borrados)
respecto a un estereotipo estándar de retrato robot,
daría como resultado final,
exacta y precisamente,
su cara.
Esa puta cara que llevas evitando con pánico cuarenta meses.
También dicen
que si pudieras verla de una vez,
te extrañaría no sentir
dicen,
(y siguen diciendo,
y casi les crees)
absolutamente
nada.
DE NADIE EL AGUA DEL RÍO por PABLO OTERO
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No tú
no yo
no él
de nadie el agua del río
ni la plata, ni la bellota, de nadie
el susurro, ni el azahar.
Ni luz ni sombra tienen pertenencia.
Ni siquie...
Hace 3 horas
1 comentario:
no sé como lo haces, pero lo haces
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