jueves, 26 de diciembre de 2013

ficcionado (mal)


Soy Elías León Siminiani en Mapa diciendo "sería como reafirmar su poder sobre mi ánimo", mientras suena Perfidia, de Nat King Cole.
Soy Joel Barish en Eternal Sunshine escribiendo el nombre de Clementine Kruczynski sobre la tarjeta de Lacuna Inc, mientras suena Theme, de Jon Brion.
Soy House saltando desde la terraza del hotel en el capítulo "Vuelta a empezar" (7x16), mientras suena This night, de Black Lab.

"-¿Qué haces cuando ganas? Fiesta. ¿Qué haces cuando pierdes? Más fiesta." Para que todas las canciones sigan sonando (y yo pueda seguir sin saber quien soy a este lado de las pantallas).
Porque cuando se pare la música tendré que pensar.
Que en realidad nunca se vuelve a empezar de veras. No se puede.


sábado, 21 de diciembre de 2013

Otra vez la noche
y su juego de brillos líquidos,
enigmatizando la nada.

http://www.youtube.com/watch?v=qK5N2LavUZQ

martes, 17 de diciembre de 2013

check list rara

"... Cuando sepas de mí, tú calla y sonríe, jamás preguntes qué tal. Si me fue mal, ya se ocuparán de que te llegue. Y con todo lujo de detalles. Ya verás. Poco a poco, irán naufragando restos de mi historia contra la orilla de tu nueva vida, pedazos de recuerdos varados en la única playa del mundo sobre la que ya nunca más saldrá el sol. Y si me fue bien, tampoco tardarás mucho en enterarte, no te preocupes. Intentarán ensombrecer tu alegría echando mis supuestos éxitos como alcohol para tus heridas, y no dudarán en arrojártelo a quemarropa. Pero de nuevo te vendrá todo como a destiempo, inconexo y mal..."

(fragmento de Cuando sepas de mí, artículo completo de Risto Mejide)

"Te diría que no"

domingo, 8 de diciembre de 2013

N

Sólo soy mis New Balance manchadas de fiesta
y estas ojeras cansadas alegrándose por ti.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Granada ya no nos quiere, 3ª parte: tardovandalismo cursi

Qué desagradable muestra de delincuencia pedante.
Qué falta de civismo, de urbanismo, de modestia, de filtro.
 
Tal es mi indignación, que he decidido denunciar aquí los lamentables actos vandálicos de salvaje a la vez que infantil autorreafirmación pseudocreativa con los que me he ido topando, desperdigados por las paredes y puertas de Albaycin y al rededores
(no se dejen en ningún caso engañar por la familiaridad de los textos, por la similitud de caligrafías, por la azarosa casualidad de mi vieja deuda personal de suciedad con esta ciudad maldita y muchísimo menos por el sabotaje del que he sido víctima en la miserable falsificación de mi firma).
 
Inadmisible.
 
(Puerta Nueva, acceso a Plaza Larga desde Mirador de San Nicolás)
 
(puerta del retrete mixto del hostel Makuto Guesthouse)

(Camino Nuevo de San Nicolás, justo frente a la salida del parking)

(Mirador de San Miguel Alto, techo de Granada)


en nuestro intento enfermizo

"Es lo malo que tiene cuanto nos sucede y no es registrado, o aún peor, ni siquiera sabido ni visto ni oído, porque luego no hay forma de recuperarlo. El día que no estuvimos juntos ya no habremos estado juntos, o lo que se nos iba a decir por teléfono cuando nos llamaron y no respondimos no será nunca dicho, no lo mismo ni con el mismo espíritu; y todo será levemente distinto o del todo distinto por nuestra falta de atrevimiento que nos disuadió de hablaros. Pero incluso si aquel día estuvimos juntos, o estábamos en casa cuando nos telefonearon, o nos atrevimos a hablaros venciendo el temor y olvidando el riesgo, aun así nada de ello se volverá a repetir, y por consiguiente llegará un momento en el que haber estado juntos será como no haberlo estado, y haber descolgado el teléfono como no haberlo hecho, y habernos atrevido a hablaros como haber callado. Hasta las cosas más imborrables tienen una duración, como las que no dejan huella o ni siquiera suceden, y si estamos prevenidos y las anotamos o las grabamos o las filmamos, y nos llenamos de recordatorios e incluso tratamos de sustituir lo ocurrido por la mera constancia y registro y archivo de que ocurrió, de modo que lo que en verdad ocurra desde el principio sea nuestra anotación o nuestra grabación o nuestra filmación, sólo eso; aun en ese perfeccionamiento infinito de la repetición habremos perdido el tiempo en que las cosas acontecieron de veras (aunque sea el tiempo de la anotación); y mientras tratamos de revivirlo o reproducirlo y hacerlo volver e impedir que sea pasado, otro tiempo distinto estará aconteciendo, y en ese, sin duda, no estaremos juntos ni cogeremos ningún teléfono ni nos atreveremos a nada ni podremos evitar ningún crimen ni ninguna muerte (aunque tampoco lo cometeremos ni las causaremos), porque lo estaremos dejando pasar de lado como si no fuera nuestro en nuestro intento enfermizo de que no termine y regrese lo que ya pasó.
Así, lo que vemos y oímos acaba por asemejarse y aun igualarse con lo que no vimos ni oímos, es sólo cuestión de tiempo, o de que desaparezcamos.

Y a pesar de todo no podemos dejar de encaminar nuestras vidas hacia el oír y el ver y el presenciar y el saber, con el convencimiento de que esas vidas nuestras dependen de estar juntos un día o responder a una llamada, o de atrevernos, o de cometer un crimen o causar una muerte y saber que fue así. A veces tengo la sensación de que nada de lo que sucede sucede, porque nada sucede sin interrupción, nada perdura ni persevera ni se recuerda incesantemente, y hasta la más monótona y rutinaria de las existencias se va anulando y negando a sí misma en su aparente repetición hasta que nada es nada ni nadie es nadie que fueran antes, y la débil rueda del mundo es empujada por desmemoriados que oyen y ven y saben lo que no se dice ni tiene lugar ni es cognoscible ni comprobable. Lo que se da es idéntico a lo que no se da, lo que descartamos o dejamos pasar idéntico a lo que no probamos, y sin embargo nos va la vida y se nos va la vida en escoger y rechazar y seleccionar, en trazar una línea que separe esas cosas que son idénticas y haga de nuestra historia una historia única que recordemos y pueda contarse. Volcamos toda nuestra inteligencia y nuestros sentidos y nuestro afán en la tarea de discernir lo que será nivelado, o ya lo está, y por eso estamos llenos de arrepentimientos y de ocasiones perdidas, de confirmaciones y reafirmaciones y ocasiones aprovechadas, cuando lo cierto es que nada se afirma y todo se va perdiendo. O acaso es que nunca hubo nada."


(fragmento de la novela Corazón tan blanco, de Javier Marías)