domingo, 23 de septiembre de 2018

vacaciones

Desprecio yo ese estado de excelencia médica improbable, esa grandiosa apariencia de madurez lúcida, dinámica pero tranquila, en que como doctor, no desconfíen ya de mí los pacientes por la inexperiencia percibida, pero aún tampoco por el seguro e inmediato sudapollismo hipercínico o demencia senil incipiente que le sucederán de inmediato sin duda y no querré ni podré disimular. Ese periodo, si existiese, y me llegara algún dia y tocara la solapa de esa bata que jamás llevo, y me llenara de gracia diagnosticadora, empatía infinita y sanadora resolución, si me alcanzase, decía, ese glorioso momento profesional antes que la inhabilitación o la cárcel, quiero gastarlo yo de vacaciones. Tampoco creo que dure mucho más. En un lugar absurdo y sin prestigio, un Torremolinos cualquiera, un Benidorm en temporada media, baja, mejor en temporada baja. Muy a salvo de ese respeto y credibilidad merecidos y esperados durante toda una vida de trabajo y estudio. A poder ser borracho, en chanclas y bañador, jugando a las tragaperras.