miércoles, 31 de diciembre de 2014

Indolencia (2ª parte)

El monzón descarga sobre Main Bazar y me refugio en un puestecito de venta de inciensos. El tendero me invita a sentarme junto a él y mascar nuez de areca en hoja de betel hasta que amaine. La luz se va y vuelve en varias ocasiones mientras el agua golpea las uralitas, y bromeamos al respecto en un nefasto inglés. Salgo de allí sorteando charcos y ciclorickshaws, e identifico entre la muchedumbre a Antonio, un ingeniero de caminos sevillano que conocí callejeando por Benarés. Le propongo comer juntos en Sam's bar y resulta ser hermano de una rehabilitadora y novio de una psiquiatra del Virgen Macarena. Me cuenta su experiencia viajando por Rajastán y Bombay mientras devoramos palak paneer y arroz basmati con salsa de menta.


Nos despedimos y paso mis últimas horas en Paharganj adquiriendo baratijas. Ese deporte nacional que es aquí el regateo, me pareció al llegar a India una irritante pérdida de tiempo, un ridículo cortejo comercial para ociosos. Ahora, me resulta un modo divertido de interaccionar con gentes locales y hasta me sorprendo escenificando un teatrillo que logra las sonrisas socarronas de los buhoneros y un buen precio por una figura en resina de Visna y unos colgantes de tela y bayas.


La cantidad de suciedad bajo mis uñas indica la duración de ni estancia en India con un margen de error de unas 36 horas. Visito Jama Masjid y observo todo Vieja Delhi desde el minarete de 40 metros de altura tras 139 peldaños en espiral. Visito Qtab Minar y me enamoro de la mujer del vestido rojo como en el interior una versión oriental de Matrix. Visito Lodi Gardens y no me desenamoro de nada. Anochece y la temperatura sigue siendo asfixiante. Me acomodo bajo el chorro de aire acondicionad en la recepción del hotel Prince Polonia.Veo un partido de Kabbadi en la televisión por cable (y no entiendo nada). Pido garlic naan y whisky solo. Duermo unos minutos. 




Me despido de Delhi. Descomunal en su indolencia. Con sus calles infinitas y ulceradas de pobreza y tiempo. Seguirá a mi espalda, agotadora de belleza, saturando todos los sentidos, y en todos los sentidos, a algún joven turista europeo. Ciudad armada de ojos alegres de niños sucios. Ojos gritando una vitalidad insultante en un idioma extraño. Me despido de Delhi sabiendo que en este lugar la poesía no tiene sentido.

lunes, 29 de diciembre de 2014

Indolencia (India norte, agosto 2014)

Madrugada del 18 de agosto: fin de fiestas patronales, olor a sudor y pólvora en mi camiseta de peña, arena entre los dientes y electroswing todavía moviéndome los pies. Veo mis ojeras reflejadas sobre el suelo encerado de la terminal 2, Barajas. Parejas se despiden en una atmósfera ridícula de luminosos duty free, un molestisimo ambientador neutro y policías nacionales de teleserie mala. Yo espero a facturar sentado contra el sueño y mi mochila de 30 litros. Suena en mis auriculares Nat King Cole cuando me abordan dos chicas italianas con alguna escusa nefasta. Aparentan mi edad y apestan a alcohol. Sonrío. Despotrican contra la última película de Paolo Sorrentino. Ya no tanto. Nos hacemos una foto. El avión llega a Zurich, donde hago escala y no vuelvo a verlas. Despego del suelo de nuevo, nunca del todo del sueño. Parece que esto empieza y no me lo creo.


Aterrizo y en otro planeta. India es una prueba de tolerancia al caos, la suciedad, el calor, la pobreza. No me hace falta perder el control, porque aquí absolutamente nada está en mi mano (sudada siempre). Intento disfrutar del fenómeno. Y todo huele a especias y baño químico festivalero desde que yo sólo huelo a protector solar y Relec forte. Todo es una imagen saturada, para unos ojos sumergidos en ácido lisérgico. India no es una prueba de tolerancia al caos, la suciedad, el calor y la probreza. Es un test de identidad no superado. Y yo lo afronto por supuesto desde mi escepticismo espiritual un poco infantil, quizá por falsamente digno.


Hoy he llegado a Agra descubriendo el teletransporte en 2 mg de Lormetazepan. Mis arterias derramadas en un tren-cama hecho de óxido, llantos de bebé e insectos como puños. Qué placentera extrañeza el saberse arrojado 12 horas y 610 kilómetros en sólo un cerrar y abrir los párpados. He venido a India sin motivos conscientes. No busco ni huyo. Sé que viajo desde y para un vacío sencillo de ignorar. Miro mi vida en España como una rueda de hamster y con cierto orgullo.
Me alojo en Friends Paying Guest House, de ventiladores averiados y regentado por un anciano orondo y risueño, constantemente drogado. Pues claro que he venido a India, y menos mal, sin motivos conscientes. Pero hoy, a la orilla del rio Jamuna, bajo la sombra imponente del Taj Mahal (esa cárcel fúnebre de amor y siglos sobrevolada por milanos negros) me he dado cuenta: estoy aquí para decirme que no.  


domingo, 21 de diciembre de 2014

"Ocultar esto"

Avanza diciembre como el autobús que pierdes
o un cáncer que te gana.

Sigue abierta, a deshora, una frutería árabe.
Los mendigos sueñan en sucursales bancarias.
Otro control policial en la glorieta de Embajadores.

A veces tu mirada. Casi siempre invierno.
Más importante que saber perder(se):
saber ser perdido.
Y a tiempo.

Llueve resaca.
Caen mis ojeras
siempre sobre tu nombre, caen
mis arterias con sueño de tanto
dióxido de nitrógeno,
de tanto odio
a los pacientes que sangran esta noche en Urgencias
y Facebook me pregunta cuales son mis recuerdos favoritos.

Yo conducía y tu sonabas ya como a postdata.

Y desde entonces sólo he sabido
tumbarme a esperar
al pasado
en el fondo de un vaso
rotos
ambos.

¿Porqué estamos parados?
Habrá habido un accidente
de tráfico.
De sueños
o de órganos
(no vitales, nunca).

Y desde entonces sólo he sabido
tragarme el pánico a esta percepción de realidad pausada.
A la sensación de reanudación inminente,
de algo terrible
siempre a punto de suceder.

(Salgo del portal.
Un hombre busca en la basura
y cuando levanta la cabeza
temo reconocer a mi padre)

Llueve resaca.
Yo me diluyo en semanas como la sangre
de mi nariz en el Manzanares.
En este lirismo ridículo de los domingos.
En la falta de sueño y el exceso de excesos
y palabras.

Atravieso en bicicleta
la ciudad y la tarde.
Pedaleo contra el frío y los semáforos.
Quizá para estrellarme contra unas lágrimas explicables.
Quizá para atreverme alguna vez
a atravesarte.

Pero claro que no existes,
Mi búsqueda ebria te ha creado.
Y sigo cavando en el aire de las noches
esas piernas donde enterrar un futuro cirrótico.

Facebook me pregunta cuales son mis recuerdos favoritos.
Propone: "Compromiso", "Se casó", "Nacimiento de un hijo"
...
Hago click (un poco fuerte) sobre "Ocultar esto".

Acumulo folletos de comida a domicilio.
El Estudiantes vuelve a perder en casa.
Otro paciente que me sonríe y morirá en este ingreso.
Sube el paro, los deshaucios, los suicidios.
Brindo con lluvia por el sueño químico,
olvido químico,
castración química.

Pensar a veces, qué bonita estarás así,
desprovista ya
de mi deseo.

Pensar a veces,
que en realidad todo va bien y no me sirve.

Facebook me pregunta cuales son mis recuerdos favoritos.
Y yo sólo sé
cuales me siguen matando de miedo.

Aquel puñal de lejía saltando
desde unos ojos huecos.

Tu mirada, todavía.

Haciendo del mundo siempre
mi herida única.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Extraviarse en lo remoto (Sáhara)

Aridez y silencio.
Bebo
a morro de la botella de Tullamore Dew
sentado sobre esta duna parada
a medio abducir, como un teleférico averiado
entre las grietas del suelo y esta luna cansada
de congelarme el sueño.

Aridez y silencio.
Bebo y respiro
esta inmensidad enterrada
como un perro muerto al que quisiste.


Aridez y silencio. Más silencio.
Bajo un cielo rajado de cometas, yo meo whisky
en la tez curtida
de una tierra fuera del tiempo.

A lo lejos chillan los dromedarios.
Sigo bebiendo y a veces pienso,
para nada,
en esta desertización imparable de mis días
como un exotismo divertido y peligroso
que me arrastra.
Inquieta tanto silencio. Y la duda
de si es paz o vacío
esta falsa libertad que siento.

Crecen rompiendo el aire
hierbajos quemados y miento:
he venido al desierto
a infectar de presente mis arterias torcidas,
a secar de frío esta flor rabiosa y malcriada
que es la metástasis ulcerada
de un recuerdo.

A extraviarme en lo remoto como una esperanza.
He venido al desierto a desertar
de mí. De algo en mí
que ya no eres. Que quizá no pueda
ser ya nadie.


Aridez y silencio.
Bebo y me llueven estrellas
como colillas mal apagadas sobre el cortavientos.
Yo venía al desierto a algo, pero de eso hace ya tantos silencios
que en lugar de acordarme, mejor
sigo bebiendo.

https://www.youtube.com/watch?v=h81oiF7VIOw
https://www.youtube.com/watch?v=tgY7aDZpqMk
https://www.youtube.com/watch?v=_swc9EXdid0

(Fotografías de Ignacio Mateo Sagasta)

lunes, 27 de octubre de 2014

un suelo firme

No es dificil de entender:
algunos tragos después,
arrastro una muerta que tuvo tu cara.

lunes, 13 de octubre de 2014

radiaciones (poema de poemas de otros)

"Vives mal cuando es para tí mismo"
(Michel Houellebecq)

"Todo está ahí, esperando que se lo haga volver."
(Javier Marías)

"Mi madre, ese féretro de células y cáncer, sin ninguna duda, me debe estar soñando."
(David Meza)

"y una luna como puesta allí por el Ayuntamiento."
(Francisco Umbral)

"Pero yo sigo sin ser otro"
(Escandar Algeet)

"... que veo trozos de ella por todas partes, y los demás sois gente."
(Neorrabioso)

"Aún no nos hemos exigido la mutua abolición o aniquilamiento, del que cada uno era y del que nos enamoramos."
(Javier Marías)

"Me pregunto si será esta libertad tan sólo una palabra desde la que echar de menos a alguien." (Californication)



"-No creo en las mujeres, Jonás. Tú has creído demasiado en las mujeres, eres un sabio y no sabes lo que es una mujer. En cuanto se pinta la boca por primera vez, cualquier mujer se ha convertido en una puta, aunque siga virgen hasta la muerte. En cuanto se pintan las uñas de morado o de verde les sale la puta que todas llevan dentro, y una puta es una mujer frígida que sólo ve en el hombre un beneficio, que sólo quiere dinero, oro y todo lo que halague su narcisismo. Ay el narcisismo femenino, Jonás. Tú has creído demasiado en ellas y eso te va a perder. Ahora mismo andas con Ada, esa puta internacional, que fuera de España andaría por las esquinas, y engañas con ella a una amigo como Defoe, pero Defoe y Ada, a su vez, te engañan a tí. No hay más que las pardalas, Jonás, la adolescente de una noche, recién llegada de Vallecas, que toma el Metro hasta la plaza de Jacinto Benavente y se alquila por un dinero que ni ella sabe si es mucho o poco. Llega una edad en que un hombre, si ha tenido mujeres, ya sólo puede creer en eso, Jonás. La mujer es egoísta, frígida, peligrosa y estúpida. Mis pardalas todavía me llegan con calor de establo, oliendo a leche de cabra, que es a lo que les huelen las tetas. Soy un hombre enfermo, voy a morirme pronto y miro todos los amaneceres, antes de acostarme, la bandeja cósmica que nadie ha creado. Tengo una foto de Einstein, de una revista, y le rezo a Einstein todas las noches".
(Francisco Umbral)


viernes, 18 de julio de 2014

de rastros de rostros y otros arrastres

Dicen
que si temes identificar un rostro concreto entre la gente
durante mil doscientos días de rostros de gente
(pasillos de hospital, pasos de cebra en Gran Vía,
gimnasio, terrazas de Lavapiés,
cajas del Mercadona, conciertos).
Dicen
que si pudieras analizar con minuciosidad de morfólogo
de la policía científica,
cada uno de esos rostros anónimos que
te cruzas con miedo,
miras aturdido y
compruebas aliviado
para olvidar al instante y para siempre
(para siempre seguir temiendo).
Dicen,
que el sumatorio total de todas las desviaciones
de cada rasgo facial, de cada gesto
(de esos cientos de miles de rostros borrados)
respecto a un estereotipo estándar de retrato robot,
daría como resultado final,
exacta y precisamente,
su cara.
Esa puta cara que llevas evitando con pánico cuarenta meses.

También dicen
que si pudieras verla de una vez,
te extrañaría no sentir
dicen,
(y siguen diciendo,
y casi les crees)
absolutamente

nada.

miércoles, 16 de julio de 2014

Madrugada sin palomas, de Xelo Candel


"Despierta el pueblo sin palomas.
Mujeres ciegas llevan rosas en la boca,
su grito sordo llega hasta el sereno hueso
de la tierra, cada golpe es una derrota,
la espera es una calle herida,
una acera a la deriva, dispersa,
con las manos abiertas ante los hombres.

Desconoce el alba que le fue prometida.

No hay mañana bajo aquellas nubes.
Nada más bajo los ojos, cristal helado,
escombros que no son ya carne,
que no son aún olvido,
que no son luz ni miedo.

El niño azul cubre de pájaros
encendidos la noche, inmenso el mundo
en las extrañas ramas de la vida
viste su desnuda espalda sin luna
con el corazón extendido y luminoso.

Es el cuerpo de otra ciudad sin nombre".


(Madrugada sin palomas, poema de Xelo Candel, extraído de la antología En legítima defensa, poetas en tiempos de crisis.)

martes, 15 de julio de 2014

Haiku del residente cansado

No necesitar.
Y otras libertades falsamente tristes
como este saliente de guardia.

sábado, 28 de junio de 2014

Summa 112

El sonido de una sirena de ambulancia atraviesa la noche.
Y no sé si se acerca o se aleja.
No sé si estaba de fiesta y me recogen o si estoy de guardia y la recibo.
Porque ahora mi vida es esto, construirme metódico y constante dentro del hospital para destruirme agónico fuera.
Cuidar enfermos 6 días y una guardia y media a la semana. Para poder enfermarme 5 noches al mes, hasta anestesiarme de odio y vacío.
Beberme las nóminas para no llorar los certificados de defunción, las miradas incrédulas de los familiares.
Atraviesa la noche una sirena que me conduce intoxicado y roto, con la camisa manchada de sangre, hacia mí mismo refugiado en un pijama verde y unas ojeras dispuestas.
Cuando las tragedias son tu rutina laboral, adulteras tu ocio hasta un hedonismo salvaje. Fuera del hospital, todo adquiere una pátina ridícula de banalidad. Te endureces y frivolizas tu alrededor. Nada importa demasiado. La realidad aburre y vives rápido.
Aproximadamente a 150 km/h por el carril izquierdo de la A-42.
Una sirena de ambulancia que atraviesa la noche y mi presente desorientado, para que uno de mis dos yos le sobreviva al otro.

sábado, 21 de junio de 2014

diástole

Y estalla el finde: miradas ebrias, latidos diferidos de lo inerte.

lunes, 16 de junio de 2014

admiración y lástima (ver dorso)

Nos despedimos, al día siguiente madrugabas. Sonaba "Creep" de Radiohead desde el balcón en penumbra que coronaba mi acera. Yo garabateaba nombres de tumores agresivos sobre un acta policial de consumo de alcohol en la vía pública.

Decidí quedarme a la luz de las farolas de un abril extraño en Lavapiés, tomando la penúltima lata de Estrella Galicia, para celebrar en soledad no sé qué fracasos recientes. Donde "hechos denunciados": adenocarcinoma ductal metastásico de páncreas. Donde "alegaciones del denunciado": linfoma T intestinal de alto grado (y en la caligrafía, ni un rasgo de rabia).

Entonces volviste, acercaste tu cara a la mía, y me dijiste muy despacio, mirando al suelo.
"Aveces, a los hombres perdidos, solamente una mujer que irrumpa a tiempo, puede salvarnos del alcoholismo. De la indigencia y la locura. De nosotros mismos".
Ví admiración y lástima en tus ojos, de forma extrañamente simultánea, y por primera vez.  Por supuesto, no he dejado que volvieras a verme, para que fuera la última.
"Si se reconoce la responsabilidad, se aplica un reducción del 40% del importe (ver dorso)".
Para entonces ya sonaba "Adolfo suicide" de Vegas. Y el balcón bajó la persiana.

domingo, 1 de junio de 2014

inerte

Me sustento de alimentos preparados y bebidas excitantes. Arrastro el mismo aislamiento de la comida envasada que me desnutre. Con perdida desesperación y el brillo en tu mirada inerte de otra lata de bebida energética. Es un ticket de Mercadona el escaneo artefactado de mis días. Adelgazados hasta desaparecer en la velocidad. Como un recuerdo o un pixel. Para seguir vivos procesamos apresuradamente soledad baja en calorías con un 10% de IVA, 14.52€ de base imponible, pago tarjeta bancaria, buenos días, le atendió: Mª Carmen.

sábado, 31 de mayo de 2014

ser de lejanías

Me he enamorado perdidamente de la distancia.
Y cuando duermes a mi lado, después de follar,
borrachos y rotos bajo esta primavera contaminada,
sólo sueño con un alejamiento perpetuo.
De toda esta belleza extraviada
que pueda (tanto tiempo después) llegar a querer.
Para así no poder nunca (tanto dolor después)
llegarte a doler.

lunes, 19 de mayo de 2014

lista de espera

Llevarás vaqueros rotos.
Te olerá el pelo a chicle.
Reirás todo el tiempo.

Buscaré tu rostro entre todos lo que se cruzan veloces
desde este vagón de la línea 3 que es mi vida ahora.

Ridiculizarás mis gustos depresivos ante mis amigos y yo
te morderé la boca.

Me meterás en problemas en los que quiera
quedarme a vivir para siempre.

Te contaré
que me atrapa este oleaje entre embriaguez y resaca,
bandeándome siempre entre creer
que no te necesito
y desearte
con la desesperación desquiciada de quien espera un trasplante.

Odiarás a la policía.
Me besarás, acariciándome la nuca.

Te darán miedo las carreteras vacías
y la rareza de los domingos. Mirarás siempre
a las parejas de ancianos con ternura.

Me preguntarás por mis novias del pasado
solamente cuando estemos a oscuras.

Llevarás vaqueros rotos.
Te olerá el pelo a chicle.
Reirás todo el tiempo.

Y empiezo a perdonarte que no vayas a aparecer nunca.

autodiagnostico y domingo

Sé que tengo resaca cuando todo me parece irradiar una belleza inadvertida y decadente.

viernes, 7 de marzo de 2014

Los viernes son los nuevos viernes. Sí, ya hemos dado toda la vuelta.

Ya es viernes.
Bebed y amaos
con la misma violencia.
http://www.youtube.com/watch?v=ZiShjRZjxQk
(...con que os despreciáis frente al espejo el resto de la semana.)

jueves, 6 de marzo de 2014

Novatos


"Nuestra buena suerte nos permitió sentir una tristeza para la que nuestros padres no tuvieron tiempo."

http://www.youtube.com/watch?v=JlCMOpmsf_U

sábado, 15 de febrero de 2014

Haiku del médico de guardia

Olor a orina, café quemado, lejía industrial.
Otro doblete y sin llorar
insomnios de luz azul y sangre seca.

viernes, 14 de febrero de 2014

este sábado en madriZ


siempre lloviendo y domingos

"Aquí, Madrid, mil novecientos cincuenta y cuatro: un hombre solo.

Un hombre lleno de febrero,
ávido de domingos luminosos.
caminando hacia marzo paso a paso
hacia el marzo del viento y de los rojos
horizontes (y la reciente primavera
ya en la frontera del abril lluvioso...).

Aquí, Madrid, entre tranvías
y reflejos, un hombre: un hombre solo.

(Más tarde vendrá mayo, y luego junio,
y después julio y, al final, agosto).

Un hombre con un año para nada
delante de un hastío para todo."


(poema soberbio y terriblemente vigente de Ángel Gonzalez. 60 años después, nada ha cambiado tanto)







"escribiendo...

Dicen que. Cuando ella murió, él seguía enviándole whatsapps. Le escribía con la inquietante cotidianidad de quien espera la respuesta de un muerto. Y, en la parte superior de la pantalla, podía ver su nombre, y su última conexión; día y hora de la muerte. Una pequeña lápida retroiluminada. Efecto lupa sobre alguna letra, abombada por una lágrima. Él persistía con el convencimiento de que en algún momento. Ella se convertiría en la única superviviente del accidente. Titulares en prensa. Y en la pantalla aparecería un escribiendo... Dicen que. Él sólo quería enviarle una última frase bonita. Y que ella la leyese."


(texto de enfant terrible, claro)

domingo, 9 de febrero de 2014

La caída, poema de Batania (poemario neorrabioso de amor y destrucción ya en mi poder)


"Así fue mi caída: blanca,
silenciosa como un búho en las grapas de la noche.
Y qué bello era su rostro
la tarde en que me dejaba.

Qué bello.
Como un cardo bello como una araña.
Como un puñal como un cáncer qué bello.
Con esa belleza fácil y sin culpa,
pues ser bella no le costaba nada.

Qué le iba a costar. Ni siquiera
la tarde en que se fue
consintió en rebajarla.
Y fue increíble escuchar
"Ya no quiero estar contigo"
en su rostro de siempre,
qué bello era por dios,
qué bello.

Pero al menos escribo. Desde
el mismo lugar en que caí,
escribo. Ella sigue su camino,
cometiendo belleza,
y yo sigo en mis versos,
intentando la mía."


(poema "La caída", de Batania (neorrabioso), extraído de su poemario recientemente publicado "El amor es un ave sin nido que pone huevos en el aire. Poemas de amor y destrucción.". Una joyita de la que todavía quedan ejemplares en las librerías Arrebato, Enclave y Traficantes de sueños, y en los bares Antonio, Los diablos azules, Dinosaurio y Vergüenza ajena.)

domingo, 26 de enero de 2014

mala preparación, regular tolerancia, no complicaciones durante el procedimiento.


Tu sensación de vulnerabilidad,
mi absoluta vocación.
Invasividad retribuída
(venganzas adultas de un niño raro).

- ¿Y tú qué has hecho hoy?
- Buscar la verdad en el interior de las personas.
- ¿Eres psicólogo?
- Endoscopista.

domingo, 19 de enero de 2014

queloides

La vida cicatriza en la mirada y el hígado.

Aquí siempre es domingo, n+1

Video-collage de Jonás Trueba:


Tráiler con buena pinta:

domingo, 12 de enero de 2014

descárgate ya Google Earth para Android totalmente gratuito


Vive rápido,
para que nadie tenga tiempo de preguntarte cómo estás.
Cada noche, antes de acostarme, observo tu casa por Google Earth.
Imfinethanks.
Del invierno se sale como de un recuerdo.
Pero por aquí tampoco es.

jueves, 9 de enero de 2014

ser el hijo de un creador me hace sentir como católico


Sólo la belleza merece la pena. Tanta.
A veces ni eso.
Pero sí aquí, en su obra,
en su web, (en su cabeza)
la de mi viejo, que es Artista, já, qué,
cómo te quedas. De repente todo mola.

http://ginesfcg.wix.com/gines-art

(la imagen es "Sin título", 2013. Mixta y collage / tabla. 33 x 24 cm)

lunes, 6 de enero de 2014

mientras me plancho la camisa

La soledad no es
Ibuprofeno y pornografía para soportar la realidad.
Quedarte en el hospital aunque no tengas guardia.
Exhibir tu elocuencia en Facebook, acumular megustas,
que eso te importe.
Matarte a correr sin saber hacia dónde.

La soledad tampoco es
pasar las resacas leyendo poesía gratis en la Casa del Libro de Gran Vía.
Comprar crema de calabacín Knorr envase único 2 raciones.
Quedarte mirando un cielo lleno de cables por la ventanilla del tren.

No es sentir impulsos violentos hacia parejas felices.
Ni ver perder al Estudiantes otra vez en el último minuto.
Llamar a tu madre una vez al mes con número oculto y colgar.
No poder dormir ni terminar
el vaso de whisky de antes de salir, mientras me plancho la camisa,
cualquier relación, o
este poema.

Tú no sabes lo que es la soledad, gilipollas.
No es una ausencia. Ni cinco
mil drogas para que ya nada te afecte
(salvo el ukelele de esa canción
que seguirá destruyéndote siempre que suene).

Porque la soledad no es
mirar a los ojos y decir te mueres.
Mirar a otros ojos y decir no te quiero.
Mirarme a los ojos y no encontrar en todo esto
tristeza alguna que decir.
Ni a quien.

http://www.youtube.com/watch?v=B0eEszXwndk

Y entonces voló

Andrés era mentira.
Era tan mentira como mis mensajes de madrugada y mis besos de la mañana.
Y el sexo reposado y el sexo rebosado, y qué es recuerdo si no un espejo en el que mirarse. Y Andrés era mentira pero yo soy casi perfecta.

Pedro era mentira.
Era mentira igual que Oporto también lo era. Y Fela Kuti sonando en las paredes, y mis bragas debajo de la almohada, y la lluvia que nos calaba llegando a casa.
Él escribía jazz pero el jazz también era mentira, y el afrobeat, y el blues, y el rock. Pero yo no; yo soy aproximadamente perfecta.


David era mentira.
Pero su belleza no. Su belleza se clavaba como un puñal que te atraviesa sin sentir piedad. Y su coche cruzaba el verano y yo dejaba a mi pelo bailar libre sin querer preguntar verdad o no. Y David nunca pudo quererme aunque yo fuese prácticamente perfecta.

María era mentira.
Como el espejo en el baño, las promesas y los veranos; las cursilerías lícitas en cada adolescente. Era mentira correr de la mano, era mentira que todos le prefiriesen a ella; era mentira que le llegasen a amar. Las canciones arañaban mientras yo no sabía que era inconscientemente perfecta, pero lo era.

Nano era mentira.
Y Gijón también lo era, y también Londres. Y las orejas frías, y los mapas y el kétchup y los perritos calientes. Sobre todo los perritos calientes. Aunque yo fuese espontáneamente perfecta, la playa de San Lorenzo no lo era, porque era mentira.

Seba era mentira.

Era mentira igual que lo de que el infinito era nuestro. Era una puta estafa igual que Barcelona ardiendo, el té ardiendo, mi sexo ardiendo. La cama era mentira mientras yo me sentía más perfecta que nunca.

Mi ansiedad es mentira.
Es mentira igual que mis pulmones sin aire, la luz del frigorífico en horario nocturno, mi madre llorando a escondidas.

El amor es mentira.
Escribir sobre mi es mentira.
Mis pesadillas son mentira.

La nostalgia va a matarnos con la inercia de un tranvía. El consuelo adormece. Tatuarse pájaros en pleno vuelo es tan mentira como todo lo demás. Y yo sólo quiero que alguien me roce un poco,
que me conmueva un poco,

que me mienta un poco.

La mentira es perfecta,
y la perfección es mentira.



(Este texto que podría ser de Ray Loriga es de Aixa, la bonita y desquiciada escritora que se escondía detrás del blog http://yentoncesvolaron.blogspot.com/, antes de cerrarlo por derribo, escaparse lejos y sin embargo ser mi amiga. Ha vuelto a escribir y me parecía egoísta no compartirlo con el mundo. Ella sigue acumulando belleza propia y bebiéndose por los ojos la ajena en la cuna del imperio inca. Suerte.)