viernes, 18 de julio de 2014

de rastros de rostros y otros arrastres

Dicen
que si temes identificar un rostro concreto entre la gente
durante mil doscientos días de rostros de gente
(pasillos de hospital, pasos de cebra en Gran Vía,
gimnasio, terrazas de Lavapiés,
cajas del Mercadona, conciertos).
Dicen
que si pudieras analizar con minuciosidad de morfólogo
de la policía científica,
cada uno de esos rostros anónimos que
te cruzas con miedo,
miras aturdido y
compruebas aliviado
para olvidar al instante y para siempre
(para siempre seguir temiendo).
Dicen,
que el sumatorio total de todas las desviaciones
de cada rasgo facial, de cada gesto
(de esos cientos de miles de rostros borrados)
respecto a un estereotipo estándar de retrato robot,
daría como resultado final,
exacta y precisamente,
su cara.
Esa puta cara que llevas evitando con pánico cuarenta meses.

También dicen
que si pudieras verla de una vez,
te extrañaría no sentir
dicen,
(y siguen diciendo,
y casi les crees)
absolutamente

nada.

miércoles, 16 de julio de 2014

Madrugada sin palomas, de Xelo Candel


"Despierta el pueblo sin palomas.
Mujeres ciegas llevan rosas en la boca,
su grito sordo llega hasta el sereno hueso
de la tierra, cada golpe es una derrota,
la espera es una calle herida,
una acera a la deriva, dispersa,
con las manos abiertas ante los hombres.

Desconoce el alba que le fue prometida.

No hay mañana bajo aquellas nubes.
Nada más bajo los ojos, cristal helado,
escombros que no son ya carne,
que no son aún olvido,
que no son luz ni miedo.

El niño azul cubre de pájaros
encendidos la noche, inmenso el mundo
en las extrañas ramas de la vida
viste su desnuda espalda sin luna
con el corazón extendido y luminoso.

Es el cuerpo de otra ciudad sin nombre".


(Madrugada sin palomas, poema de Xelo Candel, extraído de la antología En legítima defensa, poetas en tiempos de crisis.)

martes, 15 de julio de 2014

Haiku del residente cansado

No necesitar.
Y otras libertades falsamente tristes
como este saliente de guardia.