sábado, 15 de febrero de 2014

Haiku del médico de guardia

Olor a orina, café quemado, lejía industrial.
Otro doblete y sin llorar
insomnios de luz azul y sangre seca.

viernes, 14 de febrero de 2014

este sábado en madriZ


siempre lloviendo y domingos

"Aquí, Madrid, mil novecientos cincuenta y cuatro: un hombre solo.

Un hombre lleno de febrero,
ávido de domingos luminosos.
caminando hacia marzo paso a paso
hacia el marzo del viento y de los rojos
horizontes (y la reciente primavera
ya en la frontera del abril lluvioso...).

Aquí, Madrid, entre tranvías
y reflejos, un hombre: un hombre solo.

(Más tarde vendrá mayo, y luego junio,
y después julio y, al final, agosto).

Un hombre con un año para nada
delante de un hastío para todo."


(poema soberbio y terriblemente vigente de Ángel Gonzalez. 60 años después, nada ha cambiado tanto)







"escribiendo...

Dicen que. Cuando ella murió, él seguía enviándole whatsapps. Le escribía con la inquietante cotidianidad de quien espera la respuesta de un muerto. Y, en la parte superior de la pantalla, podía ver su nombre, y su última conexión; día y hora de la muerte. Una pequeña lápida retroiluminada. Efecto lupa sobre alguna letra, abombada por una lágrima. Él persistía con el convencimiento de que en algún momento. Ella se convertiría en la única superviviente del accidente. Titulares en prensa. Y en la pantalla aparecería un escribiendo... Dicen que. Él sólo quería enviarle una última frase bonita. Y que ella la leyese."


(texto de enfant terrible, claro)

domingo, 9 de febrero de 2014

La caída, poema de Batania (poemario neorrabioso de amor y destrucción ya en mi poder)


"Así fue mi caída: blanca,
silenciosa como un búho en las grapas de la noche.
Y qué bello era su rostro
la tarde en que me dejaba.

Qué bello.
Como un cardo bello como una araña.
Como un puñal como un cáncer qué bello.
Con esa belleza fácil y sin culpa,
pues ser bella no le costaba nada.

Qué le iba a costar. Ni siquiera
la tarde en que se fue
consintió en rebajarla.
Y fue increíble escuchar
"Ya no quiero estar contigo"
en su rostro de siempre,
qué bello era por dios,
qué bello.

Pero al menos escribo. Desde
el mismo lugar en que caí,
escribo. Ella sigue su camino,
cometiendo belleza,
y yo sigo en mis versos,
intentando la mía."


(poema "La caída", de Batania (neorrabioso), extraído de su poemario recientemente publicado "El amor es un ave sin nido que pone huevos en el aire. Poemas de amor y destrucción.". Una joyita de la que todavía quedan ejemplares en las librerías Arrebato, Enclave y Traficantes de sueños, y en los bares Antonio, Los diablos azules, Dinosaurio y Vergüenza ajena.)