viernes, 30 de diciembre de 2011

Decepción etcétera

Qué difícil, a veces.
Saber acostarse a tiempo, cuando la noche
ya sólo puede tumbarte a golpes de tristeza.
Cuneta enésima.
No pedir otra cerveza ni porqués.
No lanzarse al vacío de la herida abierta.
Qué difícil no pensarse absurdo y roto
frente a esos ojos huecos
que una vez fueron mi planeta.
Simplemente sonreír, qué difícil.
Y guardarse las palabras
para quien por fin las merezca.

lunes, 19 de diciembre de 2011

sábado, 17 de diciembre de 2011

Post-it entre apuntes a mi yo del futuro

No soy un chico de palabra.
De hecho, soy más de palabras
que de hechos.
Tú ya lo sabías. Pero soy.
Sigo siendo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Que sea cierto el jamás


 Los chicos del viernes hablan de mujeres en voz alta, pero no tienes que creer todo lo que dicen. Todas las chicas tienen el corazón roto. Las carreteras están atascadas durante el fin de semana. Todo el mundo quiere estar lejos de donde ha nacido. Al menos el viernes por la noche. Los bares ya no dan dos por una, y en esta ciudad tienes que ganar mucho para poder beber en el centro. Los camareros han enterrado su sonrisa, porque es viernes por la noche y la gente coge todo lo que brilla. Con o sin permiso. Las niñas bonitas siempre son las que están más tristes, porque saben que hay más tíos dispuestos a hacerles daño. Las niñas feas se dejan ir y bailan toda la noche solas, o unas con otras, y no tienen suerte ni atrayendo las desgracias. Los tíos con coche juegan con los dardos trucados, y los que tienen dinero nos están viendo a todos las cartas. Las madres no duermen en toda la noche,  porque saben que duele,pero también saben que no hay nada mejor y no acaban de decidir qué es lo más peligroso. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos. Sé que las cosas no nos iban demasiado bien y sé que no era el hombre perfecto toda la semana, pero tendrás que reconocer que no había muchos como yo para un viernes por la noche. Sé que no puedo esperar que estés siempre sola,  pero te pido que no te lo creas todo. No te fíes de los anillos de oro ni de las carrozas de plata. Recuerda lo bien que mentía yo los viernes por la noche.

(versión de Iván Ferreiro de la canción 1999 de Love of lesbian
+ fragmento de Héroes de Ray Loriga)
"Que sea cierto el jamás. O muérete."

miércoles, 14 de diciembre de 2011

martes, 13 de diciembre de 2011

Las ninfas V


Salimos del agua, nos secamos, nos vestimos y, caminando lentamente sobre un estío muerto que se hacía ceniza bajo nuestros pasos, volvimos a las bicicletas. Estábamos cada uno sentado en la nuestra, con un pie en el pedal.
-Ha pasado mucho tiempo -dije.
Se encogió de hombros.
-Diré que he estado durmiendo.
Quedamos en silencio.
-Ya no me quieres ¿verdad? -dijo.
Afirmé con la cabeza.
-Pero ya sabes que no me voy a casar contigo. Comprendo que ésta sería la ocasión, ahora que te quedas sola...
-Por favor, no me expliques cosas.
-Tienes razón. Perdona.
Volvimos al silencio, inmóviles.
-Te quiero -dije-, pero no quiero esta ciudad, esta vida, este trabajo que tengo. Voy a hacer algo. Voy a irme...
-No te irás nunca -me cortó, no sé si despectiva o fatalista.
-Quizá no me vaya nunca. Soy cobarde. Pero, en todo caso, no quiero unirme a nada, a nadie. Ni siquiera a ti. Por lo menos, quiero estar libre para tener ilusión de que puedo irme en cualquier momento.
Se encogió de hombros.
-No sabes lo que quieres -dijo.
Era un razonamiento muy de pescadera. Algo sabía de mis inquietudes y actividades literarias, pero debía intuir que eso no daba dinero y que, por otra parte, ella no iba a entenderlo nunca.
-María Antonieta...
-Bueno, vamos -dijo.
Bajamos las bicicletas hasta la carretera y empezamos a pedalear. Ella iba ahora mucho más deprisa, muy delante de mí, y no volvió en ningún momento la cabeza. Comprendí que aquello había terminado para siempre. Me sentía aliviado, triste y sorprendido. Y traté de llenarme de gratitudes literarias hacia ella. Mi hada buena, mi Beatriz, mi... Nada. Ya no servía eso. Casi me desentendía de ella, en mi camino de vuelta a la ciudad, y sólo la veía como un punto de referencia en la carretera. Estaba despuntando el día y vi nuestra ciudad, allá abajo, en un ancho y ligero valle, con esa luz oriental de las mañanas que, irónicamente, hacía de las viejas torres cristianas, románticas, una especie de minaretes en el desierto.

(fragmento extraído de la novela "Las Ninfas" de Francisco Umbral, premio Eugenio Nadal del año 1975)

viernes, 9 de diciembre de 2011

Las ninfas IV


En los atardeceres más desesperados de la ciudad, en esa hora en que se necesita angustiosamente algo, no se sabe qué, a la salida de las oficinas, a la salida de mi sótano con frío y negras calderas de la calefacción, casi siempre apagadas, como infiernos extintos, cuando no me apetecía regresar a casa, al hogar de muertos, enfermos y lástimas...
(...)

El cine barato y sin tiempo es el refugio negro y cálido de los que vagamos al atardecer por ciudades de niebla, el rincón vaginal donde el hombre acorralado por la vida va a parar cada anochecer, cuando todo se queda en suspenso y él ve con claridad indeseada que su existencia no va a ninguna parte, que no tiene amigos ni dinero ni amantes ni nada que hacer en todo el planeta. Son esos claros que hace la existencia, de pronto, esos remansos donde se enlaguna el tiempo, ocasiones que debieran aprovecharse para meditar en el propio destino y en el destino de la humanidad, pero que nadie aprovecha, pues nadie quiere ver con demasiada evidencia lo que hay cuando se cierran las tiendas, se van los amigos y se duermen las preocupaciones: nada.


Había, entre los jóvenes poetas y escritores de la ciudad, aquellos que, como en todas partes, habían descubierto en el cine el lenguaje de nuestro tiempo, la mística de sus vidas y la erótica de la creación, pero yo siempre les había oído hablar, incluso en el Círculo Académico, con una cierta indiferencia, y sólo por una corta temporada tuve, efectivamente, la pasión cultural del cine, e iba a las películas a perseguir ese plano magistral y momentáneo que no hay que perderse. Pero lo más frecuente en mí es que fuese al cine, solo y vencido, como todos aquellos hombres que estaban a mi alrededor, pueblo puro y confuso, a dormir un sueño de melodías y pistolas, de cabalgadas y teléfonos, de amantes y automóviles.

Decía la pedantería juvenil que el cine era el arte de nuestro tiempo, pero el cine sólo era, de momento, el opio de nuestro tiempo, para la gente derrotada y ociosa que llenaba el local. Y yo estaba allí, durante horas, quieto, cálido, descansado, haciendo el yoga del cine, que consiste en no pensar ni saber que una hora más tarde hay que estar en casa ante una cena pobre y una familia lamentable, ante una cama fría y un sueño duro.

El cine, sí, me aportaba un lirismo de melodía y noche deslumbrante, y todas las estrellas me recordaban ya a María Antonieta, y a los adolescentes que hemos visto mucho cine nos pasa siempre, en el cine interior del pecho, la película incesante de entonces, la cinta alegre y violenta, el celuloide melancólico con barcos que hacían la travesía del Mississippi, automóviles que se tiroteaban en los muelles de Brooklyn, caballos galopando al son de guitarras enamoradas, en la noche californiana, y besos gigantescos, ampliados, como de lámina de floricultura, en los primeros planos de la pantalla. Había que ser en la vida decidido como aquellos galanes de hombros cuadrados, y había que tener mujeres fáciles, frías y rubias como la protagonista de la película, pero el local del cine olía a empleado pobre, a merienda comida en secreto, a familia numerosa que ha ido al cine, a calefacción y abrigo viejo, de modo que el cine, que lo tiene todo menos el olor, tenía así una densidad de olores en su argumento, y gracias al cine sabía yo, o descubría por primera vez, el lirismo de las calles nocturnas con lluvia, de los claros de luna sobre el cadáver de un caballo blanco, de los puertos con niebla donde un hombre y una mujer se encuentran y se besan mientras un lento y sonoro barco trae la noche o se lleva el día.

(fragmento extraído de la novela "Las Ninfas" de Francisco Umbral, premio Eugenio Nadal del año 1975)

martes, 6 de diciembre de 2011

"La piel que habito" esta semana en el TSC


El jueves 8 a las 21:00 horas y el sábado 10 a las 22:00 horas.
En el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares.
Proyectarán la última peli de Pedro Almodóvar
dentro del programa de la Muestra Internacional de Largometrajes del festival Alcine41.
La entrada son 3€ (1 para socios).
No la he visto aun y me apetece (al resto de opositores MIR que competirán conmigo por una plaza de residente también les apetece que deje de estudiar para verla). Ya veremos.

Pseudoincidentalomas (hallazgoscasicasuales)

Hoy me topé con ésto en el blog de David Gonzalez y quedé por supuesto maravillado y triste a partes y mérito iguales hasta el final de las horas de luz que siempre traen la euforia de la mano de tres cafés y buena música. Qué bueno es joder. Y (también, ¿porqué no?) qué bueno es, joder:

"...Volver no significa necesariamente
llegar huyendo de otro lugar. Esta vez sí.
Afortunadamente nadie había cambiado la cerradura.
No había luz. Cené una cerveza y me masturbé dos veces.
Me pregunto qué estarás haciendo en este momento tú
miro por la ventana, aveces eso ayuda y aveces no, cantaban.
Un amor así también es de este mundo
pensé, y me fui a la cama sin ducharme."

(es el final de un poema de Isabel Bono titulado MIRA ATENTAMENTE CÓMO SE DESHACE UN CUBO DE HIELO EN LA PALMA DE TU MANO Y CREERÁS EN LOS MILAGROS, incluído en su libro Pan Comido, editado por Bartleby)

domingo, 4 de diciembre de 2011

Las ninfas III (o de cuando sabes perfectamente que una ciudad se te ha agotado)


El viejo Empédocles era otro misterio que se me desvelaba, otra devaluación de la realidad, y escribía yo, en la habitación azul, en un diario íntimo que había empezado: "La gente tiende a enfatizar sus problemas, sus cosas, a creerse siempre protagonista de algo. Viven intensamente en un mundo que es aburrido. Tienen la convicción de su importancia, de su trance, de lo enzarzado de sus vidas. Yo, por el contrario, creo que la vida es mediocre como tal vida, pero como novela no resiste una primera lectura. Empiezo a sentirme protagonista de una novela mala y provinciana, con frailes tontos, pescaderas enamoradizas y artistas de pega. Habría que ser grande constantemente y uno sólo consigue ser constantemente tonto. Me parece que es lo que alguien ha llamado tragedias de la vida vulgar. No es un principio ético el que me impide hacer un matrimonio de conveniencia con María Antonieta. Es un principio estético. Me encantaría ser protegido y mantenido por una marquesa. No puedo soportar serlo por una pesacadera. Y para toda la vida. Del mismo modo, no es un afán de justicia, de trabajo, de libertad, lo que me distancia cada día de mi ciudad, de mi mundo, si no un puro afán estético. No tanto como romper con la pobreza, lo que quisiera es romper con la fealdad y...". Y mi primo tocaba el laúd y yo me iba a la calle, como casi todas las noches, ya, sintiendo que los fondos y trasfondos de la ciudad, en los que yo había cifrado un mundo a descubrir y a vivir, iban cayendo ante mí y no eran nada. El Círculo Literario, la Casa de Quevedo, la congregación, Empédocles y todo lo demás. Pequeños munos codiciados toda una vida y agotados en un día.
Empezaba a temer que esta sensación de mediocridad, de ridículo, de estar viviendo con énfasis pequeñas cosas comunes, me iba a acompañar ya siempre, en todas partes, pero esto estaba aún sin formular claramente en mí, porque había por delante ciudades, gentes, aventuras, toda una cultura y toda una vida, pero en aquel momento me sentía como preso en las páginas de una novela densa y mala. Iba por calles llovidas hacia el café cantante y todavía el hecho de salir de noche era una aventura y las viejas casas eran masas oscuras que se dulcificaban con la luz de los hogares, de las ventanas, a veces sólo una rendija, y las últimas noticias de la radio, que llegaban de los interiores cálidos, o el llanto de un niño.

(fragmento extraído de la novela "Las Ninfas" de Francisco Umbral, premio Eugenio Nadal del año 1975)

viernes, 2 de diciembre de 2011

Carencia Perfecta en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá

Mañana a las 21 horas.
En el lujoso y mítico marco del Teatro Salón Cervantes
(c/ Cervantes s/n. Alcalá de Henares).
Presentarán su nuevo videoclip y de paso
nos demostrarán a todos su ya evidente carencia de carencias.
Y será un placer estar allí para verlo.
Aquí el video del tema "Ellas ganan casi siempre" rodado por las calles del centro de Alcalá (atentos al min. 1:44 en el que el jodido pequeño se marca un elegantísimo redoble imaginario con soberbia y virtuosismo...).

jueves, 1 de diciembre de 2011

Tokio ya no nos hiere VII


Ella tiene miedo a los accidentes.
-Entre los hierros retorcidos del avión, se oye llorar a un niño.
-¿Qué?
-Lo dice el periódico. Entre los hierros retorcidos del avión se oye llorar a un niño. Alrededor de los muertos se extienden desordenadas las fotografías. La gente vuelve de las vacaciones cargada de fotografías. Hay más fotografías de las que se ven en el suelo. Imágenes aun dentro de las cámaras. Algunas podrán ser reveladas y otras no. Algunas fotografías arderán en el incendio que sigue a todos los accidentes.
-No leas esas cosas.
-¿Por qué no? La lluvia no persigue al hombre del tiempo.
-¿Qué coño quiere decir eso?
-Que la fe del accidente es siempre más fuerte que la fe de las víctimas.
-No todos los aviones se caen.
-No todos los aviones no se caen, sería más exacto.
¿Vamos a seguir volando hasta que nos toque a nosotros?
Ella tiene la manía de leer el periódico en la bañera y el periódico por supuesto se moja y la parte que no se moja se humedece por el vapor y por si eso fuera poco el periódico me impide verla desnuda.

-¿Sabes lo que más me asusta?
No debe saberlo porque no dice nada.
-Tu miedo. Y el entusiasmo detrás de tu miedo.
-Es curioso porque a mí es tu falta de miedo lo que más me asusta.
-Tengo tanto miedo como el que más miedo tiene. Aunque supongo que es un miedo distinto.
-No hay un miedo distinto. Siempre es el mismo miedo.
-No exactamente.
-¿No exactamente?
-No exactamente. Tu miedo empieza cuando despegan los aviones y el mío cuando los aviones aterrizan.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga)

martes, 29 de noviembre de 2011

Las ninfas II


Monte abajo, volvía lentamente a la ciudad, transfigurado de vientos, sintiendo que aquellas excursiones solitarias eran muy de poeta, y a medida que me acercaba a las calles, a las luces, algo acogedor, cálido y grato, un poco nauseabundo, me iba envolviendo, de modo que ya estaba otra vez en lo mío, y adivinaba la tibieza de los cafés, y las luces de las plazas, pero adivinaba también la cercanía del hogar y del trabajo. Entraba en la ciudad por calles estrechas, enlaberintadas de conventos, a la hora en que oscuros racimos de mujeres enlutadas regresaban de la iglesia a casa, trayendo en las manos un poco de tomillo o alguna flor de los altares que perfumaba al pasar. Dejaban de oírse las campanas y empezaban a escucharse los relojes de las torres, y en los rincones había parejas de sombra, como en mayor clandestinidad y delito de los que en realidad cometían, y pasaban perros, esos perros insomnes que se ve que no van a dormir en toda la noche.

Llegaba a la plaza y entraba en el café de más luz, aquel café con tratantes y bailarinas, como queriendo recobrar de golpe toda la ciudad, mi aura de poeta cosmopolita, urbano, pero la montaña seguía dentro de mí, ligera, honda, oscura, y de vez en cuando me acordaba de aquella tarde, que había sido una tarde lírica, sola, una tarde impar que no parecía de mi vida. Y llevaba dentro las voces del campo, esas voces que llaman a alguien, muy lejos y muy lentamente, y los ladridos de perros que sólo pueden venir del cielo, todo lo que en el campo había oído sin oírlo, y que ahora me enriquecía secretamente. Pero tratar de ponerlo en verso era convencional y prematuro. Estaba ya jugando a poeta, estaba falseándome, estropeando lo que de cierto y puro pudiera haber en aquella excursión. De modo que tomaba mi café con leche, sentado en uno de los divanes rojos y pajizos, entre tratantes de ganado, estudiantes golfos y viejas meretrices, mirando a las bailarinas en su alto tablado, aquel revuelo de tela pobre y muslos feroces, aquella fiesta barata de flamenco cansado y bragas rojas. Había sido un día intenso, sentía que mi vida era intensa por cómo el empleado de por la mañana se había metamorfoseado en Nietzsche-Unamuno a la tarde, sobre una cumbre, y volvía a ser ahora un poeta maldito, un Baudelaire de café con leche, quizá incluso con mis guantes amarillos sobre el mármol marcado del velador, como la melena verde de Baudelaire o el paraguas rojo de Azorín. Había sido muchos hombres en un día, demasiados hombres, y retardaba el momento de volver a casa a dormir, aunque tenía que madrugar, y me preguntaba si estaba representando una comedia, si algo de todo aquello era verdad o lo iba a ser algún día, y llevaba en el fondo esa duda radical y vaga que es la duda sobre uno mismo, sobre la propia sinceridad, el no saber si uno se está engañando voluntariamente, ese final falaz y triste que hay dentro de uno.


(fragmento extraído de la novela "Las Ninfas" de Francisco Umbral, premio Eugenio Nadal del año 1975)

viernes, 25 de noviembre de 2011

GeS mañana en la sala Óxido (Guadalajara)

Mañana, osea hoy, día 25. A las 22:00 horas.
En la sala Óxido (C/ Batalla de Villaviciosa, 11. Guadalajara).
Gritando en Silencio tocarán bien fuerte
y yo andaré cerca saltando un poco.
Que para eso vuelve a ser viernes coño.

Tokio ya no nos hiere VI


Ella tiene prisa. Tiene que estar muy pronto en alguna otra parte.
Ella dice. No tengo todo el tiempo del mundo.
Ella dice. No todo depende de ti. Hay al menos un millón de cosas que tú no puedes cambiar y son todas importantes.
Ella cree que entiendo lo que dice, pero lo cierto es que no sé muy bien de qué me habla. Yo enciendo un cigarrillo y ella se enfada porque piensa que besar a un hombre que fuma es como limpiar un cenicero con la lengua.
Ella aún no se ha quitado el abrigo pero yo conozco el vestido y ya me imagino sus hombros.
Hace calor. Las ventanas están cerradas. Si todo el edificio estuviera en llamas, alrededor de esta misma habitación , no haría más calor del que hace ahora.
Ella dice que las cosas que no dependen de mí no voy a poder cambiarlas nunca y que las otras, las que al parecer están a mi alcance, probablemente tampoco. Luego se queda tanto rato callada que me asusto, como se asusta un niño despierto en mitad de la noche incapaz de reconocer los sonidos de su propia casa. Ella dice que no soy capaz de construir nada, y que el futuro depende de lo que construyamos ahora, de todo lo que aun no hemos construido. Luego se quita el abrigo y lo tira sobre la cama. Yo enciendo el televisor y me cojo otra cerveza. La puerta del baño está entreabierta. El baño es dorado. Ella está casi desnuda. Ella casi no me mira. Ella esconde un animal muerto en cada mano. Ella es una mujer acorralada entre el recuerdo y las premoniciones. Como un gigante despedazado por dos caballos salvajes. Atado de pies y manos a dos caballos que corren en direcciones opuestas.
Ella dice: este sitio es horrible.
Pero yo no puedo estar de acuerdo.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga)

viernes, 18 de noviembre de 2011

Rock Marley esta noche en Tic-Tac


A partir de las 22h.
En Paseo de las Moreras, 16. Alcalá de Henares.
Podremos disfrutar del directo de esta banda y sus versiones rock de los temas míticos de Bob Marley.

"Vámonos, que es viernes. Y los viernes es cuando pasan cosas."

Las ninfas


Hacia media tarde, cuando había terminado el partido, yo me encontraba otra vez con Miguel San Julián en la calle principal, debajo de un marcador de fútbol que tenía ya, escritos con tiza, los resultados de los encuentros correspondientes a la categoría en que militaba el club local. Miguel San Julián me contaba algunas cosas del partido y en seguida nos poníamos a perseguir chicas, paseábamos tras ellas y les decíamos cosas, y yo advertía que mis palabras eran siempre más complicadas, más literarias, menos espontáneas que las de Miguel San Julián, porque yo, al fin y al cabo, estaba representando una comedia real, la comedia de mi vitalismo, auténtico, pero falsificado por la sola mirada de mi otro yo, mientras que Miguel San Julián, siempre de una pieza, decía las cosas con el alma, cosas elementales y directas, o tópicas y vulgares que a mí incluso me avergonzaban un poco, aveces, pero que encontraban más eco y más risa entre las chicas.
Hasta que teníamos a dos paseantas entre nosotros, dos chicas olorosas a colonia y a domingo, olorosas a pipas, a cacahuetes o a cine, olorosas a chica, sobre todo, y que iban muy cogidas del brazo y nos escuchaban con una burla popular en los ojos y en la boca, o hablaban entre ellas, o, por fin, se reían ruidosamente, claramente, para aliviar, sin duda, la tensión del momento, el embarazo de aquella situación, la emoción de habernos conocido los cuatro de pronto. Si la conversación no iba bien, probábamos, en una vuelta del paseo, a cambiarnos de lado, a cambiarnos de chica, y en esto los ojos claros de Miguel San Julián funcionaban a la perfección, con miradas que eran señales precisas.
Las acompañábamos, luego, a sus barrios lejanos, paseando, y la gran victoria era desparejarlas -cosa nada fácil-, conseguir que soltasen los eslabones dorados de sus brazos y se viniera cada una con uno de nosotros, hasta su portal oscuro, donde todo terminaba con un amago de beso y la carrera alocada de la muchacha escaleras arriba. Pero lo más frecuente era que nos quedásemos solos en un barrio lejano, Migue San Julián y yo, comentando el encuentro con las chicas, hasta que las íbamos olvidando poco a poco y se iba borrando de nosotros el perfume sencillo y fascinante de sus cuerpos. Entonces, Migue San Julián se consolaba recordando el partido de por la tarde, la victoria de su equipo, o cantaba canciones mejicanas, y yo asistía en silencio a la vida de aquel ser sin fisuras, sin desflecamientos, que podía ser otro modelo para mi propia vida (tan distinto de los poetas del Círculo Académico, pero acaso más válido), porque todo eran modelos a imitar, por entonces, desde el escritor famoso hasta el amigo de la acequia. Nos despedíamos hasta otro domingo y regresaba yo a casa, solo, tarde ya para cenar, por barrios lejanos, desconocidos y llenos de luna, entre tapias, traseras, campos y huertos. El ladrido de un perro o el silbido de un tren, en la lejanía, me daban como la medida de mi soledad.

(fragmento extraído de la novela "Las Ninfas" de Francisco Umbral, premio Eugenio Nadal del año 1975)

jueves, 17 de noviembre de 2011

Semana completita...

martes, 15 de noviembre de 2011

"Todas las canciones hablan de mí" mañana en Alcine 41

Ya conté por aquí lo que me flipó esta peli cuando la descubrí hace unos meses. Es pedante y cursi, asíque me sentí claramente identificado. El caso es que mañana la proyectan en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares a las 22h. Formando parte de la sección "Pantalla Abierta" del festival internacional Alcine del que también informé por aquí hace nada. La entrada cuesta 3 euros, y al terminar la cinta se celebrará un pequeño coloquio con su director, Jonás Trueba. No perdáis la oportunidad. Os lo recomiendo con auténtico entusiasmo. Aquí dejo el trailer para terminaros de convencer.

Sigo jugando solo


Preg. 123, MIR 2002:

Un niño de 14 años acude a su consulta por presentar herida por mordedura en antebrazo, con exudado purulento que ha empeorado a pesar del tratamiento con clindamicina. ¿Cuál es la etiología más probable de la infección de la herida?

1. Staphylococcus Aureus.
2. Estreptococo beta-hemolítico grupo A.
3. Eikenella Corroen.
4. Capnocytophaga Gingivales.
5. Mycobacterium Tuberculosis.


Preg. 33 MIR 2000:

Paciente de 56 años diagnosticado de carcinoma epidermoide de pulmón con metástasis óseas, hepáticas y pulmonares. Basalmente, su índice de Karnofsky es de 20 y está encamado el 100% del día. Sigue tratamiento con cloruro mórfico 10mg/4h s.c., dexametasona 4mg/8h s.c., haloperidol 2,5mg/8h s.c. y midazolam 7,5 mg s.c. por la noche. El paciente comienza con agitación psicomotriz progresiva. Se realiza analítica que evidencia calcemia de 13 mg/dl. No se produce mejoría tras administrar 2 dosis de 5mg vía s.c. de haloperidol. ¿Qué actuación propondría?

1. Sedación con midazolam por vía subcutánea por agitación como evento terminal.
2. Administración de clodronato para corregir hipercalcemia.
3. Administración de calcitonina para corregir hipercalcemia.
4. Continuar con la administración de 5 mg de haloperidol cada 4h hasta alcanzar 30 mg.
5. Administrar sueroterapia, monitorización.


(Las respuestas correctas y su correspondiente explicación teórica en conspiraciones en los próximos días.)

domingo, 13 de noviembre de 2011

No pienses. Salta.


¿Quién los ve andar por la ciudad
si todos están ciegos?
Ellos se toman de la mano: algo habla
entre sus dedos, lenguas dulces
lamen la húmeda palma, corren por las falanges,
y arriba está la noche llena de ojos.

Son los amantes, su isla flota a la deriva
hacia muertes de césped, hacia puertos
que se abren entre sábanas.
Todo se desordena a través de ellos,
todo encuentra su cifra escamoteada;
pero ellos ni siquiera saben
que mientras ruedan en su amarga arena
hay una pausa en la obra de la nada,
el tigre es un jardín que juega.

Amanece en los carros de basura,
empiezan a salir los ciegos,
el ministerio abre sus puertas.
Los amantes rendidos se miran y se tocan
una vez más antes de oler el día.

Ya están vestidos, ya se van por la calle.
Y es sólo entonces
cuando están muertos, cuando están vestidos,
que la ciudad los recupera hipócrita
y les impone los deberes cotidianos.


(poema Los Amantes del libro Último Round, 1960. Julio Cortázar)

viernes, 11 de noviembre de 2011

Presentación de la segunda edición de "Alas de mar y prosa" de Escandar Algeet


Este tipejo es increíble.
Y todo lo bueno que le pase es poco en este mundillo apestoso de páginas, cinismo y egolatrías. Lo está petando. No me sorprende.
Le debo ya incontables favores. Cervezas. Y sé que esto es importante. Además no suelo anunciar por aquí eventos a los que no tengo intención de asistir, pero esta vez no puedo.
La fiesta me pillará lejos, bastante al norte, en un viaje precipitado y evasivo. Loco y necesario. Temerario y divertido.
Pero recomiendo efusivamente la ceremonia a todo consumidor dipsómano de poesía y viernes. Pasadlo bien.

Tokio ya no nos hiere V


Mis bolsillos están rotos.
No hay nada de lo que ahora me dan que vaya a seguir ahí mañana.
(...)
La buena mujer me dice también que son siempre los desgraciados los primeros que se van con la corriente, venga de donde venga el agua. Nadie recuerda nada, dice la mujer. Antes de preguntarme a mí por mi propios recuerdos.
-¿Yo?
-Sí, usted, ¿qué es lo que ha olvidado?
Y aunque la pregunta no puede ser más sencilla, la verdad es que no sé muy bien qué decirle a esta buena mujer, porque durante estos días sin recuerdo, el tiempo que llevo en el hospital, mi mente ha dado muestras de un caos mayor y diferente del resto de los hombres sin pasado, al haber aparecido viejas imágenes quemadas mientras otras desaparecían. Algo que tiene a mis médicos muy distraídos y que han dado en llamar anarquía mnemónica.
¿Qué es lo que he olvidado?
La misma pregunta es absurda, y sin embargo es la pregunta que vuela por los pasillos de este sitio al caer la noche. La pregunta que vuela dentro de las habitaciones cerradas y en el jardín, por encima de las cabezas de todos los que paseamos mirando al cielo cada vez que la lluvia nos da un respiro. También es la pregunta que flota en la piscina y la que nos llevaremos cuando salgamos de aquí. Camino de la ciudad al final de la carretera o de cualquier otra ciudad igualmente extraña.
¿Qué es lo que he olvidado?
Y cómo coño quiere usted que yo lo sepa, amiga mía.
Lo único que puedo decirle es que parte de lo que debería haber olvidado sigue aquí y que mientras uno se vuelve loco apagando nuevos incendios son los viejos incendios los que reviven con la fuerza de las imágenes de las viejas películas.
¿Qué he olvidado?
Todas las oraciones, el hombre de mis padres, la sombra de los árboles juntos a la valla de mi colegio, el mundial de fútbol del 78, si he ido alguna vez en barco, las heridas de bala, si las ha habido, los hijos, si los hay, sus caras, las caras de un millón de mujeres, por alguna extraña razón no demasiadas películas, pero desde luego algunas, números, puede que algún idioma, mañanas, tardes, noches, el sabor de muchas cosas y también el color de muchas cosas, cientos de canciones, cientos de libros, favores, deudas, promesas, direcciones, amenazas, calles, playas, puertos, ciudades enteras, he olvidado Berlín y he olvidado Roma, por supuesto no he olvidado Tokio, he olvidado el día de ayer, completamente, como olvidaré el de hoy y después el de mañana.
¿Qué más he olvidado?
La he olvidado a usted, señora mía, y he olvidado el jardín y la piscina y he olvidado todas las heridas en mis propias manos pero sintiéndolo mucho y no sabe usted cuánto no he conseguido olvidarla a ella.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga)

jueves, 10 de noviembre de 2011

"Del frío" en Crítica Feroz y Neorrabioso


Pues eso, que hoy vengo a celebrar las desventuras de este poema mío dando tumbos por el extranjero hostil que son los blogs de poesía y otras vísceras infecciosas.

En primer lugar, algo insólito: la acogida del texto con más clemencia que ferocidad entre los implacables francotiradores de la crítica poética. Insólito para mí, por supuesto. Puede presenciarse aquí toda la cadena de comentarios quirúrgicamente analíticos y salvajemente dinamiteros. Catorce nada menos. Y muchos de ellos en un tono suavizado, casi complaciente. Demasiados. Todos de una altísima calidad crítica, que revelan un profundo conocimiento en materias de filología e historia de la literatura, pero sobre todo una lectura concentrada y con auténtico interés.
Gracias. Éxito del poema y fracaso del blog en su pretensión despiadada original, supongo. También derrota personal en mi intento incansable de que me partan la cara de alguna forma. Incluso así de extravagante.

Y como si todo ésto fuera poco, hace pocos días Batania recogía el poema en su blog como su favorito de la jornada en Crítica Feroz. Alegrón. Que una de mis poesías supere el riguroso filtro diario de este genio mediático, controvertido y enamorado de su locura que es Neorrabioso, para mí es la hostia. Es todo un referente en la red en cuanto a creación poética y activismo literario callejero. Y se lo ha ganado a pulso. Supone un gran reconocimiento. Y le estoy muy agradecido. También por su crítica del poema que copypasteo a continuación:


Me encanta. Lirismo macho, sí señor. Dice Gombrowicz que para él la literatura es "lo duro"; él denunciaba a la mayor parte de la poesía, sobre todo la rimada, como blanda, azucarera, agua muerta. Pero estoy seguro de que Gombrowicz no diría eso ante poemas como éste.

Como siempre, hay partes mejores y peores, pues cuanto más largo es un poema más oportunidades hay de fallar. No me disgusta "el sol velado de yema hervida". Al revés: me encanta porque utilizas una figura, la metáfora descendente, por la que siento predilección. ¿Sabes? Cuando los poetas petrarquistas y renacentistas ya habían agotado todas las metáforas ascendentes y mariconadas posibles sobre la luna, llega Góngora y se le ocurre llamarla "requesón del cielo". Y se monta un escándalo de órdago (hasta Lope hace una comedia en la que se descojona de ese uso). ¿Llamar a la luna, ese espejo de los enamorados, esa princesa de diamante, "requesón del cielo"? No, Góngora había llegado demasiado lejos. Luego, con las vanguardias, ya todo el mundo hace ese tipo de cosas y, de hecho, desde que se llegó a la luna sabemos que se parece más a la que decía Góngora que a la de los petrarquistas (la luna es una novia fea, vieja, mojigata, coñazo y poetita).

El tono. Qué tono, macho. La desolación alcanza. En lo de "rajar" tengo dudas. Creo que es un verbo demasiado fuerte: introduce violencia en el poema y creo que el tono general es el de conseguir intensidad sin meter cuarta.

Los cuatro versos finales, desde el "el extravío que eres", también muy buenos, enriquecen el poema, pero sin ellos el poema también funciona, ojo: esos últimos versos nos tiran al lado del fracaso amoroso, pero sin ellos la palabra derrota seguía siendo nítida.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Tokio ya no nos hiere IV


Las fotografías cerca del río Saigón aparecen ahora como polaroids extraordinariamente lentas que por fin se dibujan sobre el papel blanco, años después de haber sido tomadas. Como si entre el paso y la huella se hubiera extendido una demora absurda.
El médico, que es un hombre de mi edad, alegre y ruidoso, un hombre al que le gusta quitarle importancia a las cosas, me dice que no tenga prisa ni miedo, que la memoria esconde las cosas pero que las cosas, a menudo siguen ahí, por alguna parte, y luego me habla de su mujer y me dice que su mujer esconde un diario desde hace años, un diario en el que lo escribe todo desde que era una niña, y que esconde cada uno de esos libritos para que él no pueda verlos, pero que esos libritos están por alguna parte y que, tarde o temprano, dará con ellos. El médico dice que todo lo que está escondido está esperando, precisamente, ser encontrado. Al otro lado de la ventana se ve a una mujer dentro de una cabina de videoteléfono. Después de hablar un bun rato, la mujer cuelga el auricular y se queda dentro de la cabina hasta que todo lo que ha dicho y todo lo que ha oído encuentra su sitio y luego sale de allí y cruza la carretera sin mirar apenas los coches, como si lo que había al otro lado del teléfono fuera infinitamente más peligroso.
-Y cómo es que al ver su cara, doctor, no la recuerdo y sin embargo al tenerle a usted delante estoy seguro de poder recordarle todo el día, hasta que...
-Hasta que mire usted las flores.
Las flores, amarillas, tulipanes si no me equivoco, están en un jarro de cristal junto a la cama y al mirar las flores puede ser que el doctor desaparezca pero al darme la vuelta sigue ahí.
-Inferencia retroactiva y proactiva.
-No suena mal.
-Un recuerdo desaloja a otro. Como cuando buscamos una melodía y otra más antigua o más reciente se impone a la mente.
Una vez vi a una pareja. desnudos los dos, hablando frente a la ventana de un edificio frente a mi propio edificio. Detrás de ellos había una enorme pecera con una luz azul dentro. La moqueta roja. La televisión encendida. Un hombre y una mujer hablando desnudos frente a la ventana. Me pregunto qué otro recuerdo habrá sido desplazado por éste. Por supuesto no le cuento nada de ésto al médico. Así que el médico se aburre y se impacienta.
-¿Volverá mañana?
-Claro.
-¿Le recordaré entonces?
-No lo creo.
-Antes de que le olvide, ¿puede decirme porqué unas imágenes vuelven sin buscarlas y otras parecen haber desaparecido para siempre?
-Sinceramente, no. Puede que por medio de un proceso de inhibición, de origen afectivo, esté reprimiendo usted un recuerdo vinculado a una emoción negativa, pero también puede ser que un proceso de filtrado esté dando prioridad a determinada información desplazando al resto de sus recuerdos a una situación de espera. En uno y otro caso casi todo lo que no consigue ver no está perdido para siempre.
-Dígame otra cosa, doctor, ¿soy un buen enfermo?
-No; no lo es, creo que esconde cosas que aún no ha perdido.
Y dicho ésto, mi amigo el buen doctor coge y se larga, no sin antes despedirse con esa maldad que distingue a los médicos del resto de los seres humanos.
-Ahora, si quiere, ya puede usted mirar las flores.
Las flores son amarillas, tulipanes seguramente.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga)

Un año más...


...coleccionando postalitas.
Toda la información del festival aquí.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Tokio ya no nos hiere III


Decido, con muy buen criterio, no pasar la noche en las cabinas del aeropuerto, porque en esos nichos apenas le caben a uno los pies y porque resulta mucho más estimulante, para el cuerpo y para el alma, darse una vuelta por el infierno amable de Cao San Road. Ahora no tengo que registrar mis movimientos ni justificar mis gastos. Ahora puedo mirar las calles y dejar que los mensajes se acumulen en el correo electrónico como cartas en la puerta de un muerto. Ahora el placer es la primera y la única de mis prioridades. Ahora podría pasar la noche bailando y la noche siguiente también, si quisiera.
Pero no quiero.
Ahora puedo olvidar la imagen de la mujer, tu imagen, cada vez que aparezca.
Y después olvidar haberlo hecho.
El monorraíl entra en Bangkok y la gente se amontona en las estaciones y debajo de las estaciones, esperando un sitio en el andén. Bajo por las escaleras, primero al nivel de la autopista y luego al nivel de la vía lenta y aún otro nivel más hasta el suelo. Las barras de luz bajo los paraguas iluminan las caras de los cocineros y los clientes, a uno y otro lado de los puestos de pescado hervido. En Cao San Road se juntan todos los colgados del sudeste asiático esperando dinero, billetes de avión de saldo hacia cualquier esquina del planeta, visados, lo pero de la química amateur, cualquier cosa para seguir el viaje. Cao San Road es la gran estación para los viajeros en tránsito, el limbo, la sala de espera. Nadie quiere quedarse aquí mucho tiempo, y el que se queda aquí mucho tiempo sabe que las cosas no van bien, aunque por supuesto guarda siempre la esperanza de que todo mejore. Como se espera a que pare la lluvia. Con la misma esperanza imprecisa. Cao San Road no es nunca el final del viaje.

Los vendedores de cerveza se pasean arriba y abajo de la avenida con sus neveras de plástico colgadas del cuello. Me compro una lata de cerveza local, cojo una habitación en un hotel no demasiado sucio, me doy una ducha, me cambio de ropa y bajo a los callejones, detrás de los bares llenos de extranjeros que pasan las horas viendo películas americanas en televisiones colgadas del techo con cadenas. Compro un gramo de coca, algo parecido al DMT, y una bolsita de marihuana. Por supuesto me subo a dos preciosas tailandesas a la habitación. Bebemos, fumamos, nos metemos casi toda la cocaína y un poco del nefasto DMT. Me las follo a las dos con desesperación. Follar sin amor siempre es un acto desesperado, sobre todo para un viejo niño católico. Les pago más de lo que piden y menos de lo que merecen. Con la química que llevo en la maleta, el dinero va a dejar de ser un problema durante una buena temporada. Una de las chicas se larga enseguida, la otra se queda conmigo. Me cuesta dos o tres horas más quedarme dormido. Veo amanecer y miro pasar los vagones del monorraíl desde la ventana. Por un momento tengo la sensación de que ésta va a ser la mejor semana de mi vida y hasta puede que la última.
Me duermo pensando en la mujer que aparece en los sueños y fuera de ellos.
Sé cosas de nosotros y guardo otras cosas que imagino, como si fueran cartas firmadas con sangre.
Por fin estoy dispuesto a olvidarlo todo.
(...)
Ya no hay nada que la química no pueda esconder ni nada que la química no sea capaz de traer de vuelta.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga)

sábado, 5 de noviembre de 2011

jueves, 3 de noviembre de 2011

Tokio ya no nos hiere II


El autobús de Nogales se retrasa por culpa de un nuevo accidente aéreo. Un avión de pasajeros se ha derrumbado esta mañana en medio de la autopista 19. Todo el tráfico norte sur detenido. La habitual desolación en los telediarios y yo me quedo mirando la carretera como se miran las cosas que hace un minuto tenían sentido pero que ya no lo tienen. Como una botella vacía o un billete roto. Helicópteros sobrevolando toda la mañana, sustituyendo el servicio de autobuses. He dejado pasar dos, porque no tengo prisa y porque no quiero volar por encima de una hilera de muertos extendidos por toda la autopista. Así que me siento en la casa internacional del panqueque y me bebo una cerveza y espero rodeado de sirope y mermelada, intranquilo como alguien que después de oír el golpe contra su coche no es capaz de encontrar el animal muerto. Éste es un trabajo extraño. Fotos de inmensos panqueques bañados en nata y cientos de hombres y mujeres terriblemente obesos delante de cientos de panqueques. Las sillas y las mesas pintadas de rosa, las paredes y el techo pintados de azul celeste, flores de plástico en los maceteros, una anciana camino de Sun City esconde un perro en el bolso, hay un retrasado mental amenazando a una camarera con una cuchara de plástico, hay al menos dos ancianos con un solo brazo y la fuente de la entrada se ha quedado sin agua. 
Dios no sabe que esto existe.
(...)
En Kaibab, cerca del gran cañón del Colorado, hay un valle donde la bruma se arrastra a ras de suelo y es una bruma helada y rápida, y es tan raro que uno no tiene más remedio que parar el coche y andar de un lado para otro, y aunque es el gran agujero el que atrae a los turistas, es este extraño valle el que te asusta no poder olvidar.
(...)
Después de hacer la entrega, durante todo el camino de vuelta a Phoenix, la bruma blanca del valle de Kaibab es lo único que me preocupa y cuando llego a la reserva de los indios hualapai para el siguiente negocio, aun me preocupa lo mismo. Por alguna razón no parece imposible que esa bruma pueda quedarse conmigo para siempre. El más viejo de los indios me cuenta una historia absurda acerca del incendio de un bosque hace más de treinta años. Lo perdí todo en ese incendio, dice el viejo, y por lo que a mí respecta es como si el fuego aún siguiera encendido. Por eso le necesito a usted, porque un incendio apagado puede seguir quemándole a uno toda la vida.
Después de acabar con los indios, mi coche me lleva hasta el aeropuerto en el valle dorado y, mientras espero a que el avión despegue, me imagino por un momento siendo el dueño de una vida distinta. Imagino una casa cerca de una ciudad pero aun así lo bastante lejos y nadie en el jardín y nada que merezca la pena olvidar ni nada que merezca ser recordado.

Y amanece en Tijuana y yo estoy solo y la moqueta de la habitación es azul y las cortinas amarillas y hay que volver a pasar el control y esta vez, como es lógico, da positivo aunque no sé bien porqué y eso desde luego también es normal, porque sólo después de olvidar eres completamente inocente y por eso mismo, definitivamente culpable.


(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga. Cuyo enfoque de los conceptos de memoria y olvido está cambiándo mi manera de entenderlos. Y puede que sea irreversible. Como las buenas lecturas y las malas experiencias.)

martes, 1 de noviembre de 2011

Ahora

"Llegará un momento en que extrañe
a la que ahora eres
porque ya no exista"
te dije.

El momento ha llegado.
Va a quedarse.
Y ahora no tengo a quién decírselo.

lunes, 31 de octubre de 2011

Tokio ya no nos hiere


Déjame que te diga cómo veo las cosas. Phoenix por la noche es un mundo aparte. Los travestis cubanos llenan los alrededores del zoo al norte de Temple Park. Mujeres altas colgadas de somníferos de vaca, guapas como estrellas de cine atropelladas, que la chupan junto a la jaula de un oso por el precio de una hamburguesa. Llevan abrigos de pieles sintéticas encima del cuerpo desnudo y mantienen alejados a los niños locales a tiros. Los niños locales se pelean por hacerlo gratis en los coches mientras sus madres y sus hermanas se tiran a los turistas al otro lado de Salt River, en los moteles de Broadway. Anfetaminas de todos los colores bajando por la avenida central, llamas negras de los laboratorios indios de mesa volviendo locos a los hinchas de fútbol, policías a caballo, policías a pie, policías vigilando desde el cielo, iluminando las calles con la luz azul de los helicópteros, la tripa de los aviones raspando la torre de telecomunicaciones, bares japoneses de karaoke llenos de colombianos armados, iglesias llenas de predicadores borrachos y fieles violentos y, por supuesto, también un montón de gente tranquila durmiendo en sus casas blancas de Paradise Valley.

Una venta sin sobresaltos cerca del aeropuerto y estoy en Temple buscando algo limpio para bajar dos ampollas de LTC que me tienen sujeto desde ayer como alguien al final de una escalera sin los tres últimos peldaños, una escalera incapaz de tocar el suelo. Me bebo una cerveza en una taquería mejicana. En la televisión hay un hombre mirando una cruz en llamas. En la calle hay un chapero con una cazadora roja de seda con un dragón bordado en la espalda. Esto es lo que pienso. Si algún día puedo salir de todo esto, de las ventas, de la química, de las anfetas y la morfina, de los estimulantes infantiles, de los polvos accidentales, del ruido de los helicópteros, si algún día consigo dejar todo esto y juntar a una pequeña familia en una de esas casas blancas del valle o lejos de aquí, en la vieja Europa, o donde sea; si algún día lo consigo, probablemente será ya demasiado tarde, porque hay algo dentro de mí que se arrastra hacia afuera, como la mano de un hombre dormido en una barca que se descuelga hasta tocar el agua.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga. Novela que me tiene absolutamente fascinado. Y de la que aviso, iré volcando pedacitos sobre la superficie del blog utilizando cualquier pretexto o sin necesitarlo en absoluto. Braseando sin clemencia alguna a todo visitante melancoholico con parte de su revelador contenido. Gracias desde aquí a la chica que me recomendó su lectura. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo prosa.)

domingo, 30 de octubre de 2011

Los que van a morir te saludan


De forma absolutamente inexplicable he sido aceptado en una nueva locura del genio hiperactivo de la red y el universo poético blogger que es Batania (Neorrabioso). Gracias. Se trata de un blog colectivo de poetas dispuestos a que les destripen sus versos las alimañas críticas que todos somos escondidos detrás de un nick o un avatar. Sin falsas modestias, sin respeto, sin hipocresías, sin polladas. Por fin. Participamos cincuentaytantos escribientes cibernéticos en este dudoso proyecto. Creo que sólo conozco en persona a dos. No sé de su continuidad a largo plazo ni me importa, y sí soy muy consciente del poquísimo tiempo que podré dedicarle a despedazar a otros sin clemencia o a exponerme yo mismo para que otros lo hagan, pero me ha parecido una idea atractiva. Una excusa más y nunca la última para seguir perdiendo el tiempo de estudio que no tengo. De momento, dejaré reposar esta imagen birlada como publicidad al respecto en el margen derecho de melancoholismo (pinchando sobre ella se accederá directamente al sitio en cuestión) y sumaré la url al blogroll de agonistas parciales.
Quiero que me salpique la sangre. A poder ser, la mía.

jueves, 27 de octubre de 2011

Sexo y palabra


Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua es la palabra.

(texto extraído de Papeles Inesperados y traducido del francés por Aurora Bernárdez, en que Julio Cortazar intenta ser un guarro y es ésto lo que le sale..)

miércoles, 26 de octubre de 2011

Ratel Rock en concierto!!

Mañana noche de jueves
en un garito de Alcalá de Henares llamado Tic Tac
se estrena en directo la banda del hermano Danyelo.
Se llaman Ratel Rock (aquí su myspace)
y ya les han apodado los Motorhead de Serracines...
jujuju, qué jodido.
En la hora del inicio del concierto no se ponen muy de acuerdo, pero si no es a las 22:00 será a las 23:00. A mí, que estaré litroneando entre dos coches aparcados en la acera de enfrente no me trastornará demasiado.
"Nunca pises a un Ratel!! Nunca pises a un Ratel!!!"

sábado, 22 de octubre de 2011

Pasillo de congelados

Existe algo terrorífico en los autoservicios abiertos en mitad de la noche. Ese aliento contenido sobre el brillo de los suelos encerados. La pátina intemporal y colorista que cubre cientos de artículos idénticos en un orden perfecto y macabro. Y tus ojos bañados por la luz azul y extraña de los fluorescentes.

Algo sobrecogedor pero suspendido. Onírico y adulterado. Como una fotografía de saturación disparada ardiendo en un paréntesis de tiempo. Reciente y tuyo. Pero sostenido por unas manos ajenas. Perdido para siempre como un vale descuento.

La incertidumbre al final del pasillo de congelados y el ritmo sonámbulo como de inercia, de mirada cansada vagando borrosa por los letreros imposibles. Un atraco como siempre a punto de suceder. Tu boca como siempre a punto de besarme para que no me fíe de ti o para que cierre los ojos aunque sea un segundo y te encante ser la culpable. Para que te acabe contando los porqués tristes y hermosos de toda esta locura improbable.

Es algo parecido a una escena de David Lynch. Debe de ser por esto de sentirse observado a cada paso entre las cajas de cereales que no hace tanto eran tu paisaje matinal de fantasías acolchadas. Ahora todo tiene precio. Y tu pasado agotado sobre el estante vacío de whisky en oferta.

Se acabó el coqueteo estúpido con la estética del drama. Esta divertida imprudencia. He estado demasiado tiempo improvisando una tragedia sobreactuada por mero entretenimiento, y nunca quise creerme del todo el guión previsible y sufrido. Que ya es mi realidad única. Descosido el disfraz, arrasado el maquillaje, es mi piel igual de vulnerable para un nuevo yo algo más jodido. Sí, esto parece bastante definitivo.

De verdad que hay algo espeluznante y tenso en los supermercados abiertos a altas horas de la madrugada. Me miro desencajado en el reflejo de la botella que agarro con fuerza como si fuera mi vida y salgo corriendo bajo el cartón colgante de salida sin compra. Como si realmente fuera una salida.

jueves, 20 de octubre de 2011

Tragando desajustes

Ajustes

Si en un insomnio cualquiera, uno pretende aliviar el desvelo, puede que se le ocurra mirar hacia atrás. Cuántos hechos y deshechos se acumulan en cada recoveco de la memoria: amagos de osadía, pasos en falso, desamores y amores, admiraciones y esperpentos, porquerías y chispas de humor. Uno apenas se reconoce en los cruces de sí mismo consigo mismo. Como si se tratara de confusos borradores del azar, de rostros en la niebla, de maletas perdidas. (...)

Tragos

Un trago sirve para creer que la vida es sueño, o que el mundo se tambalea sin motivo. Sirve para imaginar que la realidad no nos humilla, precisamente en el momento en que la implacable nos está hundiendo. Sirve para envalentonárnos en los pasos previos al amor y en ciertos casos para ahuyentar al amor con el mal aliento.
El trago, cuando es medido, acaba con las penas menores, pero cuando es desmedido acaba con el hígado. (...)

En los perdones, siempre hay una pizca de hipocresía.


(Fragmentos de Vivir adrede, de Mario Benedetti)

sábado, 15 de octubre de 2011

Oquedad eterna

Me protegen
cien libros de tapas duras
marcadas con un cerco de vaso
(para que nadie entre). En mí.
Con alambradas de whisky, para nada.
Desde nadie. Mientras tanto caen
recuerdos por los tejados y lluvia,
munición de este insomnio
de ventanas tapiadas
(para luego siempre la misma duda
de luna aguada).

Sigo escribiendo a gritos.
Con los ojos cosidos de viento
y anestesiado el pecho contra mí mismo.
A malos tragos,
de este cubata de tinta con hielos
(para los golpes bajos). Sigo.

Amando
demasiado para no llegar a odiarme
nunca lo necesario. Viviendo
y siendo bebido, a punta afilada
de cada noche de sábado.

Muy de vuelta de mis vueltas de campana.
La noche me atraviesa la piel y sangro
luz de farola. Lejos caerán unos párpados
como estallan los cuerpos
contra las horas. Lejos. Se va sedimentando
la tristeza en esta caries de la retina
que son las mismas calles vacías
como litronas. Como palabras
amputadas, esta mirada.
No brilla. Quizá ya no sean
las mismas. Pero a más de mil vidas
inconfesables de distancia, te estremeces.
Mientras, estas manos frías
perdiéndose en otra boca.
Y en otra más. Muertas todas.
Desde más lejos todavía,
escueces. Sopla la vida fuerte
improvisando lejanías, juega
cuando otra vez al final de nada,
amanece.

Arde en alcohol el horizonte y queda
entre los dientes la ceniza de otras noches
y esta drogada oquedad eterna.
Macabra y fiel como una hipoteca o un charco
de rostros y burla enganchado a mis suelas.

Otra semana que arde
y nada me quema.

viernes, 14 de octubre de 2011

El mundo toma las calles





jueves, 13 de octubre de 2011

No te atrevas

Ahora. Después del tono exagerado y ridículo.
Artificialmente dramático. Grandilocuente y sentencioso que desacredita mis textos. Todos. Malos.
Que incapacita hasta el mínimo sustrato de experiencia real que puedan esconder. Ahora, precisamente.
Después de perder treinta veces ese estilo que tampoco era el mío otra vez. De abusar de adjetivos, dicen. De creerme original por no saber colocar los puntos y seguido. Ahora.
Después de meses de renglones torcidos de vergüenza. De asco.
Al verme encontrando una altísima carga literaria en todo lo prosaico y cotidiano, lo vacío, que me roza esquivándome.
Sin poder huir. De mis márgenes de pena. De mis letras mediocres.
Después de intentar aprovechar todo lo inútil que me ha quedado cerca tras el vendaval. Patético tras la tormenta de verano y palabras que es mi eterno presente. Ahora no.
No te atrevas a dejar de joderme la vida.
Justo ahora que estaba apunto de escribir algo decente.

domingo, 9 de octubre de 2011

jueves, 6 de octubre de 2011

Cafeínico y feliz, miércoles.

Divide mis horas el rugido de una cafetera vieja.
Exhala rabiosa el torrente de vapor,
casi un tren de mercancías sin parada
que no me aleja lo suficiente.
Trago y no pienso. Vuelvo a tragar,
como he hecho siempre que me acorrala el miedo.
Y de pronto ya no camino. Pero los edificios
pasan veloces a los lados, difuminándose
en su tibieza como amistades solubles.
Las aceras se desplazan bajo mis zapatillas sucias
y sólo se puede avanzar, mientras naufraga en mi sangre
este amor brutal de cafeína y glucosa.

Corren sin mirarse la ciudad y los días.
Van aplastándose.
Más cafeína desborda mis sienes
y cada latido es un ariete hidráulico contra el fracaso.
Fundiendo en un caldo de euforia el pasado
y sus fuselajes. Cada latido,
un tam-tam arterial de auxilio
hacia un futuro que arrastra un retraso ferroviario.
A cada latido. Por mucho que se esconda
voy a recuperar por las malas mi presente.
Encañonándolo dentro de un vaso.

Los cien mil ojos del techo de la biblioteca
van rajándome como un segundero.
Zumba sobre mi cabeza
el parpadeo arrítmico de un fluorescente roto.
Y una polilla se muere en un vuelo perfecto
de berilio. Quizá para que todo parezca
un sueño profundo de coma inducido.
Ahora que dormir
es algo que se me está olvidando
poco a poco. Que en unos días
habré desaprendido por completo.
Se sueña mucho más alto enganchado
en los alambres de una vigilia eterna.
Ya olvidé dormir. Que los sueños
se olviden de mí, no voy
a cumplirme a tiempo.

Observo el reflejo intermitente
de mi rostro extraño
sobre las ventanillas del tren
que va frenando frente a mis ojos rojos.
Tardo un par de segundos
en saber si es real lo que creo ver.
Oír, a veces. Me divierte.
Mi orina huele a grano tostado y a yerba.
Y en la garganta el corazón da vueltas
como un caramelo triste de miel y fiebre.
Como antes de las palabras. Me encanta
esto de vivir tan deprisa sin saber hasta dónde,
hacia cuándo. Enamorarme
tres cientas veces al día y sin miedo,
de nuevas drogas o Marion Cotillard.
Tan a toda hostia que al mirar atrás
todo sonríe borroso y tiembla.

Se me despegan las manos de los dobleces de la realidad.
Por fin me deshago en un viento de levedad frágil.
Feliz detrás de la lenta caída de mis ojeras
y noviembre. Alrededor se van partiendo las almas
como galletas secas. Y yo me disuelvo
en esta fugaz y gloriosa inconsistencia.
En este destello confuso. Irreal.
Habitando sin permiso
del recuerdo y para siempre
mi propia ausencia.

miércoles, 5 de octubre de 2011

INVERSO 2011


El sábado 8 de octubre a las 8 de la tarde en la sala Clamores (calle alburquerque, 14) dará comienzo la tercera edición del INVERSO (festival de poesía independiente de madrid).
Va a ser la polla. Y la entrada 5 euros.
Recitarán monstruitos de la embergadura de: Olaia Pazos, Guadalupe Grande, AMC313, Jesús Ge, Marwan, Escandar Algeet (sí sí, el mismo), Marçal Font, Benjamín Prado y Rebeca Jimenez.
En los espacios permanentes: La más Bella + Julio Reija, Eduardo Scala, Solidaridad África Directo, Info 15M, Librería La independiente. +INFO en http://www.inverso2011.blogspot.com/
Y poco más, que por allí estaremos.

Blues for Maggie

Ya ves

nada es serio ni digno de que se tome en cuenta,
nos hicimos jugando todo el mal necesario

ya ves, no es una carta esto,

nos dimos esa miel de la noche, los bares,
el placer boca abajo, los cigarrillos turbios
cuando en el cielo raso tiembla la luz del alba,

ya ves,
y yo sigo pensando en ti,

no te escribo, de pronto miro el cielo, esa nube que pasa
y tú quizás allá en tu malecón mirarás una nube
y eso es mi carta, algo que corre indescifrable y lluvia.

Nos hicimos jugando todo el mal necesario,
el tiempo pone el resto, los oseznos
duermen junto a una ardilla deshojada.


("Papeles Inesperados". Julio Cortázar)

martes, 4 de octubre de 2011

acético en las heridas


..Yo soy un vinagre de aliento inflamable
que duerme de día, que canta en los bares
que asusta a las viejas, mea en los portales,
corteja a las damas porque arde la sangre y mi voz
quiebra con esta canción:
Laaa la la laaaa la la laaaaa
Soy un vinagreeeee..


("...olvidadas por tí, olvidadas por mí...")

lunes, 3 de octubre de 2011

Ausencias

Las cosas que nos faltan, cuántas cosas. Las que quedaron en el camino o nunca accedieron a él. Quien más, quien menos, todos llevamos una filatelia de las ausencias.
Hay partidas, adioses de los que no volvieron ni volverán. Aun en las mejores y conquistadas alegrías, sobreviene de pronto un vacío y nos quedamos taciturnos, solos, tiernamente desolados.
Por suerte cuando soñamos vuelven todos, los que todavía son y los que fueron. Y abrazamos fantasmas, almas en pena y almas en gloria. Ellos nos cuentan su impiadosa sobrevida, aunque, eso sí, marcando siempre su territorio, que es sólo invierno.
Su exilio tan pasivo, tan inerte, no está consolidado. Con su martirio, nos martirizamos, quizá porque sabemos que todo eso acaba en un opaco despertar. Viene entonces la fase de ojos abiertos, también llamada insomnio. Allá arriba está el cielo raso, con la araña de siempre en su rincón de redes. Nos faltan manos para acariciar, labios para besar, cintura que estrechar, cuerpo que penetrar. Todo es ausencia.

(Fragmento de Vivir adrede, de Mario Benedetti)

domingo, 2 de octubre de 2011

De erosivas permanencias y Cortázar


Lucas, sus papelitos sueltos

El atado de cigarrillos sobre el escritorio, la vasta nube potencial del humo concentrada en sí misma, obligada a esperar en ese paralelepípedo cuyas aristas y ángulos constriñen una voluntad esférica, un interminable helecho de volutas.
O lo contrario, la niebla matinal desflecándose contra los techos de la ciudad, buscando torpemente concretarse en un ideal de rigor inmóvil, en el paquete que dura, que permanece sobre el escritorio.
*
Entonces miró largamente su mano, y cuando verdaderamente la vio, la aplastó contra sus ojos, allí donde la proximidad era la única posibilidad de un negro olvido.


(A esto me he referido tantas veces, pero con qué palabras secas queréis que intente explicarlo. Siempre vuelve, por inoportuno que te brote, a frotarte contra la mirada su prosa de filo y delicia, en esa devastadora capacidad suya de escribir lo imposible, lo que cuesta imaginarse acaso como soñable. Y duele simpre y es un lujo redentor que haya cosas que eternamente reaparezcan a destruirte para hacerte sentir jodida y rabiosamente vivo.
"Papeles Inesperados". Julio Cortázar. La imagen, el cielo de Oxford en junio, persiguiéndo de reojo nuestro azar inevitable. Días felices.)

viernes, 30 de septiembre de 2011

"Todo es adrede, todo hace trizas el alma." Pero..


Escépticos y optimistas

Los escépticos y los optimistas se miran siempre de reojo.
Son desconfiados de nacimiento.
Los escépticos se burlan de los demás y de sí mismos. Se aburren de crecer y no echan de menos las ausencias.
Los optimistas vencen al tedio y a la fiebre. Aprenden del ayer y no lo borran. Conocen y reconocen que vendrá algo mejor y desde ya preparan la bienvenida.
Los escépticos van y vienen sin nada. Y lo que es peor, sin nadie. Abrazan al pesimismo como único consuelo. Inventan una tristeza sin lágrimas, dura como una mueca.
Los optimistas se entienden con el río y con el cielo que lleva en su corriente. Saben que allí navega la tutela más leal, más respetable, y asumen el alma como agua.
Los escépticos son apenas mendigos, y el tiempo que transcurre les deja su limosna. No logran escapar del viejo laberinto y reciben mensajes que son indescifrables.
Los optimistas en cambio guardan a menudo algo de gloria, que no es siempre la de hoy ni la de antes. Hacen un nudo con las certidumbres y llenan su bolsillo de poesía.


(Texto extraído de Vivir adrede, de Mario Benedetti. Y dedicado a una amiga jodida ahora. A modo de torpe intento por estar a la altura y poder compensar algunas viejas deudas. Ahora que es mi turno, creo. Ánimo, del vacío si hace falta. Un beso.)

jueves, 29 de septiembre de 2011

Gustosa reincidencia

 Billet doux

No creas que he olvidado. Suelo. Pero no hay olvido de agua salada, una memoria de llagas: hidra de bocas amarillas. Ningún peligro de que te falte tu lugar en el tiempo; inscripta con honor en la noche más pegajosa, en la cama más hundida. Una medalla verde bajo la palma de la mano. Muerta en la escalera, entre el segundo y el tercero. Por autor o autores desconocidos. Descuida, pues, sigue gozando. Indescifrable, no descifres nada. Sin indicación de remitente.

("Papeles Inesperados". Julio Cortázar)

martes, 27 de septiembre de 2011

Calendario torcido de sonrisa rota

Ahora
que todos los hoy
son el mismo,
aquel ayer
ya siempre será
nunca.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Humor macabro de los redactores de preguntas MIR


Pregunta nº 232 del examen MIR el año 2000:

Cuando un enfermo nos pregunta que cuánto tiempo le queda de vida, procuraremos:

1. Ser lo más exactos posibles, de acuerdo con la bibliografía existente hasta el momento.
2. Aunque lo sepamos a ciencia cierta, sólo se lo diremos al familiar de referencia, nunca al enfermo.
3. Decirle una cifra menos de la que esperamos para que se lleve una agradable sorpresa al comprobar que vive más tiempo del esperado.
4. Ser ambiguos en la respuesta y hablar de "expectativas limitadas" en vez de cifras exactas.
5. Le diremos que eso forma parte inviolable del secreto profesional.

Ya lo conté recientemente en un círculo botellonero ante la incredulidad máxima de los escuchantes. Pues no sólo es una pregunta real de un examen MIR anterior, sino que tuve que pedir perdón tras escapárseme una carcajada de sincero deshueve en mitad de la silenciosa realización del simulacro que incorporaba esta pregunta al leer la opción 3. Qué simpáticos hijos de puta.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Tintorro Drinking Ranking

Bueno, este lugar lleva demasiado tiempo consintiendo y malcriando su ramalazo melancólico, y descuidando injustamente sin embargo esta otra cara alcohólica y atrapada que también da nombre al blog.
Hoy intentaré compensarlo.
Muchos me habréis sufrido en innumerables aventuras de ocio nocturno recurriendo al clásico braseo apestoso, a la retahíla decadente y soporífera de mi honorífica clasificación de los mejores vinates de cartón para elaborar el más sabroso y distorsionante kalimotxo. Pues volveré a someter aquí a todas esas marcas comerciales al mismo riguroso y pormenorizado estudio de su relación calidad-precio.
No sólo no era un mal sueño de borrachera chunga, sino que a partir de ahora, quedará para la eternidad cibernética constancia gráfica indefinida. Que dé comienzo este delirio grotesco de hombrecillo nariz con pretensiones en salud pública.


1.-Tío de la bota. Indiscutible primer puesto para un caldo de una calidad alejadísima de la que ofrecen el resto de sus perseguidores. Superando en sabor a muchos vinos de botella. Ventajas: casi todas, de los pocos de la lista que habrán olido una uva. Precio en torno al euro y pico. Envase cómodo, original y elegante. Inconveniente: disponibilidad limitada, cada vez cuesta más encontrarlo.

2.-Cumbres de Gredos. Mi preferido de los clásicos del chino. Todavía muy extendido.Y aun muy por delante de su competidor natural en el mercado, el infame Don Simón. Pavo y poco el litro. Hará un mes probé un nuevo formato en brick de 3 litros y grifito imitando el tonel. Graciosete, sí, pero me supo bastante peor.

3.-Casón Histórico (Hacendado). Mi mejor compañero de desfases universitarios. Patrocinador habitual de los planes más costrosos a la par que solemnes. Suave para mí, quizá aguado para el resto. Precio imbatible: poco más de cincuenta céntimos el litro. Combinable casi con cualquier fluido. Muy cerquita del Cumbres, merecido futuro heredero del segundo puesto.

4.-Gran Duque. Otro que tiende a desaparecer desapercibido. De calidad similar al anterior con precio algo más alto. Un buen vinate también legendario en triste retirada. Simpático formato en brick ortoédrico más bajito y ancho de lo habitual (mis buenas risotas en soledad que me he pegao, redescubriendo este nimio detalle una y otra vez. En fin, lastimica).

5.-Rucio. Entrañable vinagre oficial de la peña El Gnomo de Serracines. Desde aquí un cariñoso recuerdo a Víctor Sanchidrián de la peña Los Gurrungungueros por las arduas negociaciones nocturnas entre peñas tradicionalmente enfrentadas y los desquiciantes trueques de bebida en momentazos de escasez y picaresca.

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n.- Don Simón: ácido acético y taninos. Ideal para desinfectar el inodoro más sucio de escocia o para dibujarle un rostro nuevo de un método arrojadizo y corrosivo a uno de los leones del congreso de los diputados.


Hasta aquí por hoy, pequeños aprendices de la acidez gástrica y el pimiento sonrojado. Habrá nuevas entregas de entusiasmo insalubre por esta bendita espumita rosa. Mientras tanto podéis corregirme, invitarme a un trasplante hepático o incluso dispararme y acabar de una vez con todo en las conspiraciones que abajo figuran.
Saluz y bancos de parque!

lunes, 19 de septiembre de 2011

Poesía en la cornisa

¿Qué hacer cuando echas de menos a alguien
que ya sólo existe dentro de tu cabeza?

Abrírtela para que salga.

Jornadas Postmir 2011 Oftalmología

domingo, 18 de septiembre de 2011

Nada mejor


WATER STREET

El mundo nos resulta ajeno, inhóspito.
Debiera ser destruido por completo.
Construir un mundo nuevo sin sus ruinas.

Y estrenar una vida diferente.

Pero al pasar el tiempo el nuevo mundo
tampoco hallarán propio nuevos hombres.
También ellos querrán un mundo nuevo.

Mejor fuera destruirlo y no hacer otro.



EAST 54TH STREET

No me salvéis. Intento así perderme.



WEST 10TH STREET

La esperé mucho tiempo. No sé cuánto.
No conté el sol, ni el viento, ni la nieve.
No contaba los días. Eran largos.

Supe que volvería. Y la esperé
para echarla de casa como a un perro.

Ahora la olvida todo. Yo, no puedo.



MADISON AVENUE 

Hay que huir de la gente. Los amigos
tienen palabras, gestos y miradas
con una piedra dentro que hace daño.

Hay que huir de la gente. La familia
es la mano que aguanta la cabeza 
para que permanezca bajo el agua.

Y el amor es tan sólo una palabra 
que una mujer nos pone entre los brazos.
Al irse la mujer duele su nombre.

Estar aislado es grato para el alma.
Estar aislado es grato para el cuerpo.
Morir es tan sólo aislarse un poco más.



FIFTH AVENUE

Cuando de algo me alejo más me acerco
a ti, a quien aún no he hallado en mi camino.



(poesías extraídas de Ciudad del hombre: New York de J. M. Fonollosa)

viernes, 16 de septiembre de 2011

Palabralgia pseudopsiquiatriforme


Porque hay palabras que duelen más que otras.
Palabras que desquician de miedo.
Espero disfruten aprendiendo con esta nueva entrega del glosario de traducciones medicina-realidad que vengo desarrollando.
Ya cuarta entrada palabrálgica: orgullo.
En esta ocasión limitaremos nuestra insaciable inquietud léxica a la esfera psicopsiquiátrica. A lo que nos pasa por la puta almendra, vamos. Éstos han sido los 10 nuevos palabrotos dolorosos seleccionados para esta ocasión de locos.

-Criptomnesia: alteración en el reconocimiento, incluye los fenómenos de "dejà vu" o "jamais vu" y el Síndrome de Capgras (delirio de dobles). Literalmente significa memoria escondida.El término fue acuñado por el profesor de psicología Théodore Flournoy (1854-1921) y se usa para explicar el origen de experiencias que la gente cree que son originales pero que realmente están basadas en recuerdos de eventos que han olvidado. Coloquialmente puede utilizarse para zafar de la acusación de plagio.

-Dipsomanía: impuslo enfermizo e irresistible hacia la ingesta de grandes cantidades de alcohol de elevada graduación en un espacio de tiempo limitado. A diferencia del alcoholismo clásico se manifiesta como crisis episódicas y durante los intervalos no existe consumo de alcohol. Caracteriza el patrón nórdico de abuso de bebidas alcohólicas.

-Disfemia: tartamudez.

-Hiperproxesia: atención excesiva.

-Hipnagógico: situación de tránsito entre la vigilia y el sueño. Fases III y IV del sueño profundo no REM. Se aplica a alucinaciones auditivas, visuales o táctiles que se producen poco antes del inicio del sueño.

-Hipnopómpico: dícese de las alucinaciones que ocurren en un estado intermedio entre el sueño y la vigilia, cuando nos estamos despertando. Percepciones que no se corresponden con la realidad objetiva pero son vividas como tales y el sujeto noes capaz de diferenciarlas de una experiencia normal, vivida completamente despierto. No son patológicas.

-Palimpsesto: amnesia lacunar alcohólica.

-Paraeidolia: fenómeno psicológico consistente en que un estímulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido erróneamente como una forma reconocible. Ejemplos: visión de animales o rostros en la forma de las nubes, audición de mensajes reconocibles en grabaciones en idiomas desconocidos o reproducidas al revés, etc.

-Psicastenia: variedad de la neurastenia en la que predominan los síntomas de la depresión psicógena. Afección de la psique ("debilidad del alma") caracterizada por temores infundados y morbosos, obsesiones, compulsiones y ansiedad. El término ya no se utiliza en el diagnóstico clínico.

-Verbigeración: repetición contínua y anormal de las mismas palabras o frases sin sentido que se intercalan en el discurso. Típica de la esquizofrenia y el retraso mental.

martes, 13 de septiembre de 2011

Nada bueno


AVENUE OF THE AMERICAS

Podemos elegir entre estar juntos
y hacernos mutuamente desgraciados.

O separarnos ahora y ser también
cada uno por su lado desgraciados.

 
WEST 33RD STREET

La pareja perfecta es uno solo
haciéndose el amor. Ninguna chica
conoce el cuerpo mío cual yo mismo
y, por tanto, es más sabia mi destreza.

Qué suave recorrido placentero
por las zonas sensibles de mi físico.
Qué mano que no es mía ni es ajena
sino que es tacto, roce, soplo angélico.

Qué en su justo momento el adentrarme
en la medida exacta de mis límites.
Anchura o estrechez, cuanto me plazca,
consigo en el instante apetecido.

Qué variación inmensa obtengo estando
conmigo mismo, amando incluso a aquellas
que niéganme el contacto. A todas cuantas
me venga en gana entonces disfrutarlas.

La pareja perfecta es uno a solas
haciéndose el amor. En ambos sexos.
Resulta incomprensible esa obsesión
que nos lleva al amor en compañía.


HELLO, NEW YORK

No hay nada bueno en ti. Por eso te amo.


NASSAU STREET

Alguien desaparece cada día.

Abandona el hogar o los amigos
y parte a otros lugares donde ser
de él y de los demás desconocido.

Debiera yo también hacer lo mismo.


(poesías extraídas de Ciudad del hombre: New York
de J. M. Fonollosa)