Qué difícil, a veces.
Saber acostarse a tiempo, cuando la noche
ya sólo puede tumbarte a golpes de tristeza.
Cuneta enésima.
No pedir otra cerveza ni porqués.
No lanzarse al vacío de la herida abierta.
Qué difícil no pensarse absurdo y roto
frente a esos ojos huecos
que una vez fueron mi planeta.
Simplemente sonreír, qué difícil.
Y guardarse las palabras
para quien por fin las merezca.
CANSADO por PABLO OTERO
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Cansado
de terapias, de dimes y diretes, de
aguafiestas, de
llorones y lloronas, de
egos vacíos, de
amiguísimos y amiguísimas, de
filósofos analfaburros,...
Hace 8 horas


1 comentario:
~la yema de unos dedos que en su tendencia sádica por ahondar en las heridas, encuentran arañazos masoquistas que se niegan a cerrarse del todo.
qué difícil...
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