martes, 13 de diciembre de 2011

Las ninfas V


Salimos del agua, nos secamos, nos vestimos y, caminando lentamente sobre un estío muerto que se hacía ceniza bajo nuestros pasos, volvimos a las bicicletas. Estábamos cada uno sentado en la nuestra, con un pie en el pedal.
-Ha pasado mucho tiempo -dije.
Se encogió de hombros.
-Diré que he estado durmiendo.
Quedamos en silencio.
-Ya no me quieres ¿verdad? -dijo.
Afirmé con la cabeza.
-Pero ya sabes que no me voy a casar contigo. Comprendo que ésta sería la ocasión, ahora que te quedas sola...
-Por favor, no me expliques cosas.
-Tienes razón. Perdona.
Volvimos al silencio, inmóviles.
-Te quiero -dije-, pero no quiero esta ciudad, esta vida, este trabajo que tengo. Voy a hacer algo. Voy a irme...
-No te irás nunca -me cortó, no sé si despectiva o fatalista.
-Quizá no me vaya nunca. Soy cobarde. Pero, en todo caso, no quiero unirme a nada, a nadie. Ni siquiera a ti. Por lo menos, quiero estar libre para tener ilusión de que puedo irme en cualquier momento.
Se encogió de hombros.
-No sabes lo que quieres -dijo.
Era un razonamiento muy de pescadera. Algo sabía de mis inquietudes y actividades literarias, pero debía intuir que eso no daba dinero y que, por otra parte, ella no iba a entenderlo nunca.
-María Antonieta...
-Bueno, vamos -dijo.
Bajamos las bicicletas hasta la carretera y empezamos a pedalear. Ella iba ahora mucho más deprisa, muy delante de mí, y no volvió en ningún momento la cabeza. Comprendí que aquello había terminado para siempre. Me sentía aliviado, triste y sorprendido. Y traté de llenarme de gratitudes literarias hacia ella. Mi hada buena, mi Beatriz, mi... Nada. Ya no servía eso. Casi me desentendía de ella, en mi camino de vuelta a la ciudad, y sólo la veía como un punto de referencia en la carretera. Estaba despuntando el día y vi nuestra ciudad, allá abajo, en un ancho y ligero valle, con esa luz oriental de las mañanas que, irónicamente, hacía de las viejas torres cristianas, románticas, una especie de minaretes en el desierto.

(fragmento extraído de la novela "Las Ninfas" de Francisco Umbral, premio Eugenio Nadal del año 1975)

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