lunes, 16 de junio de 2014

admiración y lástima (ver dorso)

Nos despedimos, al día siguiente madrugabas. Sonaba "Creep" de Radiohead desde el balcón en penumbra que coronaba mi acera. Yo garabateaba nombres de tumores agresivos sobre un acta policial de consumo de alcohol en la vía pública.

Decidí quedarme a la luz de las farolas de un abril extraño en Lavapiés, tomando la penúltima lata de Estrella Galicia, para celebrar en soledad no sé qué fracasos recientes. Donde "hechos denunciados": adenocarcinoma ductal metastásico de páncreas. Donde "alegaciones del denunciado": linfoma T intestinal de alto grado (y en la caligrafía, ni un rasgo de rabia).

Entonces volviste, acercaste tu cara a la mía, y me dijiste muy despacio, mirando al suelo.
"Aveces, a los hombres perdidos, solamente una mujer que irrumpa a tiempo, puede salvarnos del alcoholismo. De la indigencia y la locura. De nosotros mismos".
Ví admiración y lástima en tus ojos, de forma extrañamente simultánea, y por primera vez.  Por supuesto, no he dejado que volvieras a verme, para que fuera la última.
"Si se reconoce la responsabilidad, se aplica un reducción del 40% del importe (ver dorso)".
Para entonces ya sonaba "Adolfo suicide" de Vegas. Y el balcón bajó la persiana.

1 comentario:

Cloudy dijo...

En primer lugar, me gustaría que fuera guapa,
y que caminara cuidadosamente sobre mi poesía
en el momento más solitario de una tarde,
su cabello por el cuello húmedo todavía
de lavárselo. Debería llevar puesto
un impermeable, uno viejo, sucio
por no tener bastante dinero para llevarlo al tinte.
Sacará las gafas, y allí,
en la librería, hojeará
mis poemas, luego pondrá el libro
en la estantería. Y se dirá a sí misma:
“Por este precio, puedo llevar
mi impermeable a la tintorería”. Y lo hará.


Escogiendo un lector, Ted Kooser

Me gusta todo lo escrito durante mayo y junio, el calor devorando. Beso Guille.