domingo, 12 de octubre de 2008

A tu salud



No te quiero.
No sé qué piensas tú de mí.
Pero nos han esposado el uno al otro, y yo a ti no te quiero.

Atados. Por 22 fases de unos 30 fragmentos de 24 procesos de 60 unidades de un tiempo insufrible y espeso. Atados. Por un contrato absurdo, altamente inflamable. Por un matrimonio de inconveniencia ignorada.
Por sorteo. Que viene de suerte.

Atados.
Y te aviso. Desgarraré la soga.
Con los dientes si hace falta.



Porque no me conformo con la novedad. Lo siento, no me excita.
No me consuela la aventura siniestra que entrañan los cambios inofensivos. De letra de abono mensual. De rostros distintos de las mismas personas. De horas de sueño y ocio (hay quien los diferencia). De comunidad autónoma que me recibe con la entrada en vigor inminente de la ley antibotellón. De paisaje, de aire, de ciudad, y de vida.
Y la anterior no estaba mal.

Porque no te perdono la distancia.
El aumento desproporcionado de minutos de transporte público y su espera. El exceso perjudicial de momentos de mirada perdida a través de la ventanilla. La plétora de instantes autodestructivos de pensamiento y reflexión.
La adicción al tóxico:
Acordarse de.
Porque la distancia no es el olvido, imbécil. Si no todo lo contrario.
Y eso no te lo perdono.

Porque no olvido la evidencia acusadora ante la comparación inevitable con tu homóloga inmediata. En espacio y tiempo. En recuerdos y en vacío.
Pierdes. He perdido.

Es por todo esto que pienso escupir en cada una de tus aceras. Patear papeleras y retrovisores de vehículos aparcados. Incendiar jardines. Fumar en salas de espera. Reír a carcajadas ante los familiares que reciben malas noticias.

Voy a reventar máquinas expendedoras de sándwiches y refrescos. A pinchar las ruedas de las sillas de ruedas. A ir haciendo desaparecer una a una todas las indicaciones y carteles de interior y exterior del edificio hasta conseguir su pérdida irremediable. Su desaparición definitiva.

Intentaré desequilibrar a mi paso a todos los ancianos que encuentre en los pasillos.
Prenderé fuego a los cupones plegados que cuelgan de las manos pálidas y frías de la invidente de la puerta principal. Diluiré anticoagulante en las jarras de agua de la cafetería de personal. Silicona en la cerradura de las puertas de quirófano. Azúcar en los depósitos de combustible de las ambulancias. Fugas en las reservas de oxígeno de la sección de neumología. En las reservas de opioides de la sección de oncología. En las reservas de insulina de la sección de geriatría. Interrumpiré el suministro eléctrico de los ventiladores mecánicos de la unidad de cuidados intensivos. Esas pobres máquinas también merecen un respiro...(aunque sea a costa de los vuestros).


Perpetuaré una catástrofe sanitaria lenta y progresiva en toda la provincia.


Voy a derribar el hospital poco a poco, día a día, con la constancia sutil del psicópata desapercibido. Con la paciencia resignada del estudiante irascible. Inestable. Perjudicado por la consecución azarosa de los acontecimientos recientes. Supongo que es el riego que conlleva que el hospital sea universitario...


Voy a causar todo el daño posible.
No es una amenaza. Es una promesa.
Una promesa de amor extraño y brutal hacia esta jaula protectora que me salva de sentirme afortunado.
La consecuencia fatal de un síndrome de Estocolmo distorsionado e impreciso.
Al fin y al cabo, la salud mental también es un sorteo.
Sorteo. Que viene de suerte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Distancia, es increíble leer cómo se la "bufas", IMBÉCIL, que le basta con cerrar los ojos para rehacerlo y recordarlo todo.

Que una vez leí "le crece y le decrece la nariz de casi no verlo, es extraordinario", y puede que por tu culpa confunda que le sucede lo mismo..

Porque un lunes de sol apareció triste y dijo que se iba a esa comunidad autónoma con ley antibotellón durante 3 años, esa ciudad sin parques con neskuick, sin litros de cerveza y chicles en la frente..
Pero sé que no está triste porque los tristes llevan a sus espaldas palabras beligerantes y combaten cara a cara con el desprestigio al diferente, y él no es como ellos.

Sabe que se va a una ciudad sin días en rojo, con muertes los viernes con sol, sin desayunos yonkis, sin días porque sí, sin miradas que buscan en los 2ps por si acaso, sin listas de planEs (con "e") pendientes..
Y él lo sabe, y yo hago como si nada..y me río.

Entonces deduces que lo más crudo del invierno este año no será el frío.
Y dejas que esto vaya de su manía de jugar a hacerse el ocupado y de series de televisión que a ninguno le gustan..
..de la terrible necesidad de tener que desgarrar esa soga si él no lo hace.

Aún así, en su homóloga inmediata, hay a quien siempre le gustarán los 7, los 15, y los azules de los ojos.

Y si esto es un sorteo, y viene de suerte, él tiene la combinación ganadora.

Unknown dijo...

joder will,das miedo al leer esto,los pacientes no tienen la culpa de ke les toke un estudiante en practicas tan gafotas empollón resabido y brillante jajaja

supongo ke fue fruto del cabreo,por aqui se te suele echar en falta y ya ni soy tan borde,total,no tengo nadie con kien competir ;)

putada o paréntesis,en un par de cursos de esos ke se pasan volando,volveremos a estar todos en el nido,pero ya sin miedo y para acabar esto de una vez y volver a ser el último mono en el sitio donde nos toque residir,y hay si que no cuentan los sorteos,contamos nosotros

y ahí will,ahí va a ser donde lo vamos a partir

cuidate anda y no te me agobies

Anónimo dijo...

guillermito....


como te luces no capuyo?!?
madre miaaaa....puffff lo estaba leyendo... y se me estaba poniendo un puto nudo en el estómago... y en el cordón de la cinturilla del pijama... Me gustó. Pero ahora vienes tú a desliarlo. Y de paso a desliarme a mí tambien porque me dejas destrozaita cada vez que escribes algo..xDDD Vaya tela. Esta noche si no llego muy tarde te llamo. Y me cuentas. Que "a veces, solo a veces..." apareces entre las fotos de mi cartera. Aun más pequeño que ahora. Con el pelo cortito y con un puñao de letras desordenadas si te das la vuelta. Palabras con la letra "v"... escritas rapido y mal en un autobus que nos llevaría al hotel Corona Tortosa.
Hace 5 años.



Hemos crecido guille??

Esta noche me contestas.

A veces....solo a veces, apareces en mi cartera.

Debajo del cristal de mi mesilla de noche.
En archivos words llenos de poesía.
En mitad del mes de diciembre.
Y también apareces en una parte de mí cuando me miro en el espejo...mientras me ato las zapatillas. Ya sabes, a la altura del corazón y de todas esas ganas que tengo de cruzarme contigo por la calle.

Aunque sea por casualidad.


Que tengas un buen día guapo...