domingo, 11 de enero de 2009

Poesía de no ficción




COMPAÑÍA


algunas
me hacen cosquillas

otras
me hablan al oído.

las más cariñosas
me besan en los labios.

son las únicas
que me hacen
compañía.




las
cucarachas.










CERILLAS


Lo habíamos estado hablando toda la noche:

si mañana por la mañana,
cuando nos abran la celda,
viene alguien,
el que sea,
los que sean,
y empiezan a buscar bronca,
tú ya lo sabes, ¿eh?;
y si tenemos que andar a hostias,
pues andamos,
y si tiran de baldeo,
pues que tiren,
allá ellos,
tú ya lo sabes, ¿vale?,
lo dicho:
pase lo que pase,
tú y yo juntos,
nada de rajarse, ¿estamos?

A la mañana siguiente lo sacaron al patio
a hostia limpia, lo amarraron
a una columna del tendejón,
le pusieron en los pies periódicos
atrasados, trapos y cartones,
y le enrollaron todo el cuerpo
con papel higiénico
y con la espuma de las colchonetas.

Luego le prendieron fuego.

Las cerillas
las tuve que poner yo.










LA ÚNICA RESPUESTA POSIBLE


¿cómo era aquello?

hace ya más de 20 años
que salí de la cárcel
y todavía hay gente
que me lo pregunta

¿cómo era aquello?

como esto.










Poemas extraídos del libro "EL DEMONIO TE COMA LAS OREJAS [1997-2008] " de David González.
Poesía de la cárcel. Nada menos.
"Será lo que dice el compadre David..."
Y eso, que los pelos de punta.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

una sugerencia

"Historia del hilo que nunca llegó a ser bufanda"


Alguien me dijo hace bien poco que las agujas sin hilo sólo sirven para hacer daño...

Pero cuéntame ¿Qué ha sido de tu falta de pragmatismo?

Las agujas inyectan vacunas que salvan vidas y con ellas se practica uno de los más antiguos remedios de la humanidad a los dolores físicos y mentales: la acupuntura. Me gustaría ver a los relojes de tu pared intentando informarte de la hora desprovistos de una aguja. A falta de chinchetas las agujas pueden sujetar papeles en un corcho, papeles que no merece caer en el olvido. Ni los tatuajes ni los análisis de sangre requieren hilo alguno, al menos que yo sepa. Sacar espinas y astillas de los dedos resulta siempre más fácil con su ayuda. ¿Quién te indicará en norte en una brújula si ella no está presente?

En cambio un hilo carente de ayuda está limitado a dos actividades, la primera es unir (bella y noble causa) y la segunda atar, ésa ya es más peligrosa.

Cuando te hablé de agujas, te hablé de talento. Cuando mencioné el hilo, pretendía simbolizar los recursos. Extraña respuesta la tuya, te agradezco que hayas dado un nuevo punto de vista a mis palabras aunque sospecho que este inesperado giro radica en la falta absoluta de interés por conocer su verdadero significado.

Tal vez, y sólo tal vez, tú seas del tipo hilo y yo del tipo aguja. Tal vez mi apariencia afilada y fría te disguste o te aterre pincharte, les ocurre a los que no saben manejarse con las agujas. Tanto da.

Para cuando se te ocurra el fantástico cuadro de punto de cruz que podríamos haber logrado yo estaré ocupada sabe Dios en qué, puede ser que esté perforando semillas para hacer un collar, o pinchando globos que ocupan demasiado sitio. Satisface mi curiosidad ¿Qué te dedicarás a anudar tú entonces?

Antonio Ruiz Bonilla dijo...

Tan duras como bellas. Un saludo

Anónimo dijo...

en fin , a trasegar, sin más ni mas, sin más ni mas...

Me lo puedes explicar¿?

bea