Yo aceleraba al final de una curva de la M-604. La luna resplandecía fuegos blancos de nieve sucia entre los matorrales de ambas cunetas. Había reparado en la cura de humildad necesaria para el hombre postmoderno e hipertecnológico que debía ser morir accidentado en mitad de una montaña y un invierno a los que decidió asomarse por puro ocio imprudente. Tú algo antes bromeaste comentando que tú cine era el hispanoargentino con extra de conciencia social y dulce de leche, que tu música para despertarte era francesa y con luz natural. Parecieran haber pasado siglos hasta este momento en que también conduzco, recuerdo todo esto y salta en el orden aleatorio de una lista de Spotify elaborada por mi hermano Nature sauvage de Keny Arkana.
Rainer Maria Rilke / Señor, da a cada quien su propia muerte
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Señor, da a cada quien su propia muerte.
El morir que de cada vida brota,
donde él tuvo amor, sentido, apremio.
Pues solo somos vaina y hoja.
La gran...
Hace 15 horas
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