domingo, 10 de abril de 2016

Agujeros, de Kiko Moras

"No te buscaba en agujeros
de aceituna o de ballena; no,
en la condenada prisa del conejo,
no, en su cutre pedrería.
No te buscaba en el periplo zángano
que liba el púrpura en las ingles.
No te buscaba en el calar accidentado
de mi bañera de whisky.
No te buscaba, si he parado a respirar
fuera del aceite.
No te buscaba en la elegía a una lechuza,
bala blanca que rasgó en la noche de neón
su valentía.
No te buscaba en la leyenda enigmática
y de dudosa profundidad de las pupilas
que se clavan en el mar de las personas.
No te buscaba, porque sólo he sido
un tren arrollador sin claro acuerdo,
sordo, ciego, ebrio, charlatán.

Tú me encontraste a mí,
cuando entendí que los relojes mienten.
El horizonte miente y la luz miente.
Las palabras mienten.
Mienten las huellas, la esperanza, el miedo,
mienten.

Quería para ti
sólo una muesca en la puerta del armario,
algo que contar, una resaca,
un lunes sin color.
Y encendiste la última cerilla,
protegiéndola del grito cruel que nos devuelve el mundo.
Te empeñaste en comprobar
si estábamos allí.
Empezaste a incendiarlo todo."


(poema extraído de PIEDRAS y otras formas de escribir torcido, de Kiko Moras)

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