No es malo
querer dejar de ser el chico con palabras para todo
(y soluciones para nada).
miércoles, 28 de septiembre de 2016
viernes, 23 de septiembre de 2016
atropello
La vida se abre paso y después se acaba.
Un equilibrado balance global perfecto,
eso es. La naturaleza
no debe entenderse. Aleatoria
e implacable, catástrofe
se acepta o no (absurda y preciosa,
milagro invariable).
Algo lento y letal, inverosímil
como un atropello. Irracional
y doloroso. Indecible y sencillo.
De fondo siempre los violines de Perfect Day.
Y observar tranquilo como otra bellisima devastación
se consuma. Única injusticia venerable.
Sonrisa blanda de un viento improbable
para el que nunca nadie
está preparado.
De fondo siempre los violines de Perfect Day.
La vida se abre paso y después se acaba.
martes, 20 de septiembre de 2016
plástico
En qué pensamos cuando conducimos sin pensar
protegidos dentro de un chasis endeble y cubierto
de ese plástico duro en tonos grises
como anticipando una tragedia.
El mismo plástico, parece
del interior de una resonancia magnética cerebral
que ilustra, consumada ya, la tragedia.
Ese plástico duro en tonos grises,
compacto y suave.
Diseñado para transmitir seguridad
mientras te adelanta la muerte.
sábado, 10 de septiembre de 2016
Lugares, exposición de Gines F. Castillo
Pues eso.
Que mi padre expone en Madrid.
Será en Centro de Arte Moderno: calle Galileo, 52.
La inauguración, el próximo viernes 16 de septiembre, a las 20 h.
Pero la exposición permanecerá hasta el 15 de octubre.
Espero que os guste.
Ginés F. Castillo. Archena, 1960.
Su primera incursión en el panorama expositivo data de 1984 cuando presenta en Madrid, en la galería de artesanía Tartessos, un grupo de piezas cerámicas realizadas a mano y cocidas con la técnica de raku-yaki. Poco después, el Premio Valladolid de Escultura de 1985 selecciona una de sus cabezas en barro: “La Piedra de la Locura”; acicate que le llevará al estudio de la figura humana y a su particular interpretación, representándola y vaciándola en materiales diversos, siendo el barro refractario, el hormigón y el poliéster los más utilizados en sus esculturas de estilo figurativo expresionista, de manifiesto en obras como “Génesis” (ARCO’88. Madrid en Vanguardia. Fundación Colegio del Rey. Alcalá de Henares) y “Retrato de Hombre Cansado” premiado en su día por La Fundación Antonio Saura. Casa Zabala, Cuenca.
Años más tarde, su inquieto espíritu investigador, le llevará a experimentar la expresión plástica en dos dimensiones sobre cuadros en los que, rindiendo homenaje a los propios materiales (todavía más escultóricos que pictóricos) es conducido por los caminos del informalismo de la segunda mitad del siglo XX y por el expresionismo abstracto aún presente en su obra, aunque hoy más inclinado hacia una tímida, casi minimalista, representación de lo figurativo; hecho que se evidencia en su última exposición individual titulada “Antumbra”, expuesta simultáneamente en las galerías ”Pilares” y “Por Amor al Arte” en la ciudad de Cuenca, así como en otras colectivas y en ferias nacionales como ART MADRID, DONOSTIARTEAN o ROOM ART FAIR.
En la muestra que hoy presentamos el artista nos enseña los “Lugares” de sí, expresados mediante composiciones a base de collages y espacios que se autocrean gracias a la presencia y disposición de pequeñas huellas o impresiones de objetos descontextualizados cargados de un cierto simbolismo y que nos recuerda aquello que el propio Ginés reconoce en su statement:“La dimensión temporal de lo vivido y la materia como protagonista, hacen que mi obra se centre en la reflexión sobre la propia existencia y en la indagación experimental sobre el poder expresivo de los materiales.”
Sobre la obra de Ginés F. Castillo (mi padre), por Edmond Sefcick.
-Pero ¿Con qué pinta?
-Es acrílico, seguro que es acrílico.
-Que no, se ve que es óleo.
-Pues a mí me parece más bien acuarela, estas transparencias se logran sólo con acuarela.
-¿Tú crees?...no sé, parece otra cosa.
Esta discusión es la que se puede oír frente a una obra de Ginés, pero es muy difícil adivinar el medio que el artista ha utilizado para realizar su trabajo; sus colores pocas veces salen de un tubo de pintura. Él es un alquimista de la plástica, los colores los obtiene de extrañas reacciones químicas, siempre nuevas, siempre distintas porque él es un buscador curioso de todo lo que puede producir un efecto visual, no para sorprender o chocar, sino para compartir con nosotros su visión del mundo, o más bien su visión a secas.
La superficie de sus cuadros son una puerta de acceso hacia el interior, pero el pasar de fuera a dentro no se hace de cualquier manera, por eso es importante que este acceso sea adecuado y facilite el paso sin dificultad: Ginés lo comprende así y, consciente de ello, da toda la importancia que merece al tratamiento de la superficie.
Por este motivo busca, investiga hasta dar con la técnica que más se adapta a la forma en que quiere abrir esta puerta. Utiliza en su trabajo a veces una grupilla, otras un trozo de tela, una arandela y una infinidad de objetos y productos industriales heteróclitos, todos ellos muy alejados del quehacer artístico habitual pero que en sus manos adquieren una dimensión poética insospechada que nos hace olvidar su banalidad al verlos integrados en el relato artístico del cuadro y así dejan de ser objetos neutros para convertirse en elementos activos que transmiten sensaciones y emoción.
Su composición es fuerte, madura, nunca casual. Cada elemento del cuadro está en su lugar, se ve un sostenido trabajo de reflexión que no deja nada al azar y sin embargo, este poderoso trabajo intelectual no cierra el paso a lo emocional, por el contrario: lo busca y lo provoca.
Visitando su exposición nos encontramos con un artista sincero y generoso, que en su obra nos da a ver, sin artimañas, lo que él es y nos invita a participar con él de sus “estados de alma”: nos muestra sin ambages su propia realidad interior, haciéndonos ver en espejo, la nuestra, esa que teníamos olvidada, oculta por las preocupaciones del diario vivir.
El contemplar sus obras nos permite encontrarnos a nosotros mismos. Es un poeta que nos muestra sus sentimientos y emociones dejándonos el suficiente espacio para que participemos en su obra con nuestros propios sentimientos y emociones de modo que nos encontremos presentes en sus cuadros. Ginés nos permite reinventar su obra adaptándola a nuestra realidad personal de manera que podemos, apoyándonos en lo que vemos, crear nuestro propio universo, diferente del suyo pero compartiendo el mismo espacio de 100 x 120cm.
Kuo Hsi, gran pintor de los Sung, dijo: “Hay paisajes pintados que uno atraviesa o contempla; otros por los cuales podemos pasear; otros aún en los que quisiéramos quedarnos y vivir en ellos. Todos estos paisajes alcanzan el grado de excelencia. Sin embargo, aquellos en los que nos gustaría vivir son superiores a los otros”.
Los cuadros de Ginés son una invitación a errar por un espacio onírico, irreal, en el que todo es posible; en ellos los colores, la composición y las formas son resonancias que hacen eco con nuestras propias vibraciones ; son paisajes sin montes ni ríos ni árboles que , sin embargo, poseen todo lo necesario para que podamos deambular e incluso, quedarnos en ellos para apoderarnos de ese tiempo que se nos ofrece, tiempo de contemplación, tiempo que no se detiene pero que se abre y se ensancha para dar cabida al espacio para el paseo y el ensueño…
Finalmente, podemos decir que Ginés es un artista íntegro y original que ha mantenido la humildad que le permite aprender de los grandes maestros y, al mismo tiempo, guardar esa parte de soberbia, indispensable a todo artista, que lo autoriza a liberarse de su influencia, para crear su propia forma de expresión y ofrecernos un arte fresco y sorprendente.
jueves, 8 de septiembre de 2016
El abandono azul de la cocina, de Francisco Umbral
"Tu cuerpo es un hermoso fragmento
de no se qué grandeza rota.
El cesto de frutas de tu vida
se renueva por sí solo todos los días.
En tu boca destrozada habla la tristeza del martes
y en tus dedos minuciosos arden páginas de luz.
Le abultas al mundo como una planta excesiva
y dejas magnitudes de olor por donde nadie pasa.
Has oxidado el aire con tu cansancio,
has enterrado todos los clarinetes,
tienes senos destruidos como la antigüedad
y muslos de cosecha que le pesan al día.
Busco en tu alma un tabaco de infancia,
busco en tu sexo un mar desalentado,
y comprendo que los muertos, realquilando tu casa,
hacen un poco más alegre
el destrozo del amor y abandono azul de la cocina."
(poema extraído de Crímenes y baladas, 1981 de Francisco Umbral)