Me paro. Sólo un momento, me digo.
Yo pensaba que el vacío no dolía a punta de dedo cansado,
de bolígrafo roto, de veleta ardiendo.
Claro que no estoy bien.
A punto siempre de estar mejor que nunca.
He partido el mundo para no verte
y ahora estás en todos los añicos.
Inspiro. Esto que me hincha los pulmones
de ningún recuerdo vuelve a ser la realidad.
Observo. Pienso cambiarla. Cambiarme
para que te devuelvan el dinero. Giro.
El sol me baña por fin la sonrisa de futuro.
Y sigo caminando. No volveré a besar para escupir
el alcohol quemado de tu rastro.
Sergio Raimondi / De "Lexikón"
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ITO
No es taaanta la diferencia entre tocar una epidermis y tocar
la superficie delicada de la pantalla. Con cada ejercitación
se incrementa la sensibili...
Hace 12 horas
1 comentario:
Totalmente de acuerdo
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