Dice tu mirada todo lo que callas.
Dice otro verano triste surcando
tus mejillas arrasadas. Preciosa
en tus ojeras bañadas de luz azul
frente a la máquina expendedora de quirófano.
Y que nunca seas. Y.
Desconvocas a la mañana
en tu sonrisa rota de extintor caducado,
de azulejo y fluorescente y ascensor cerrándose.
De qué huyes. Al pasado.
De qué te escondes aquí dentro.
Suturada al olor a lejía y orina de estos pasillos
que es el dolor perforado del miedo a otra muerte.
Y ojalá que nunca me seas, porque.
Ojalá nunca.
El dolor
y la memoria, empujándonos hacia el abismo
del otro. Atándonos en lo invisible.
Prendiéndonos de futuro las heridas
fuego. Suena
el busca y no me encuentro.
Juegas. Muero.
"Lo imposible es imposible.
Menos tú."
Justo aquí.
En este momento.
Rainer Maria Rilke / Señor, da a cada quien su propia muerte
-
Señor, da a cada quien su propia muerte.
El morir que de cada vida brota,
donde él tuvo amor, sentido, apremio.
Pues solo somos vaina y hoja.
La gran...
Hace 11 horas
1 comentario:
Preciosa poesía.
Sobretodo el final.
Saludos:)
Publicar un comentario