Tierra de volcanes dormidos.
Al oído susurra el Levante
su azahar, para no despertar
el azaroso talante de su gentío.
Talentoso y distante, el agonizar
de su río Segura, de insegura
suerte y aun lejos del mar.
Tierra de color sangre seca.
Incierto acento adormecido.
Aire mojado de miradas despiertas
entre siestas de tejado y vino...
...el hambre para quedarse. Y se fue
la infancia para no volver
a los cuentos de valientes de huerta.
Valientes y cementerios
sobre una huerta también muerta.
Aún muere a manos del cemento.
Sepultando mis recuerdos.
Desterrando mi conciencia.
(9-4-04)
miércoles, 2 de julio de 2008
Enterrado
Etiquetas:
poesía (certificado de defunción)
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