martes, 27 de julio de 2010

Pronóstico reservado


Desde dónde se me vienen a posar

en la boca, las palabras.

Desde dónde, hasta anidar

en las teclas febriles,

a veces bajo bolígrafos de propaganda,

las palabras. Lo que no dicen:

tu brillo volátil,

estela de un dolor irradiado.

Lo que de ti queda cuando ya no eres,

un destello diluido en alcohol y meses.



Quemando qué ropa para tapar qué olor,

partiendo cuántas costillas.

Desgarrando qué tendones en su trayecto,

qué recuerdos empalados por el disparo centrífugo,

cuántas arterias derramando vacío sobre mi fondo.

(Las palabras siempre del espesor de la sangre).

Con qué demora me llegan si creo que llegan.

Atravesando cuántos órganos falsamente

vitales a su paso, cuántos pasados que son el mismo

reparado y vuelto a romper, mil veces estrellado

entre dos bocas de gasóleo.



Pero porqué sobre todo, porqué no

me siento mejor. Porqué peor no sé

si tampoco. Porqué alondras de litio

en la faringe y silencio telefónico.



Habrá que puentear el miedo

y su siembra de fuego y hormigas.

Volverme hacia ti, volverte a ganar

sin perderme de vista o del todo.

La noche líquida o nadie, aunque cueste.

Tendré que driblar el odio,

ese artefacto, su sabor. Y limar la mirada

de esquirlas dentro de un puño cerrado.



Para al final ser ya otro,

y que nada sirva.



Verso de combustión lenta 32

La edad y el fenotipo influyen en la relación entre el cánnabis y la psicosis


DROGODEPENDENCIA ESTUDIO MURINO

Aunque se conoce la existencia de una reconocida asociación entre el consumo de cánnabis y las enfermedades psicóticas, el mecanismo que confiere el riesgo individual no es del todo conocido. Los ratones macho adolescentes son susceptibles a la psicosis inducida por el cánnabis, según un estudio que se publica hoy en Neuropsychopharmacology, lo que indica que la edad de exposición y el genotipo son importantes.

Entre los mecanismos subyacentes parece estar implicada una variante en el
gen de la catecolamina O metiltransferasa, COMT, que es la que destruye la dopamina.

El grupo de Colm O'Tuathaigh, del Colegio Real de Cirujanos de Irlanda, ha seguido a ratones con ausencia de COMT a los que se les ha expuesto a THC.


Se les midieron los fenotipos en el comportamiento y se analizaron los signos de psicosis. La exposición a THC durante la adolescencia en los ratones carentes de COMT
hizo que se modificara la actividad exploratoria, la memoria espacial y los comportamientos asociados a la ansiedad y estos procesos se dieron sobre todo en ratones macho.

Los resultados muestran que la influencia genética, junto con los factores del desarrollo, contribuye a la vulnerabilidad de los adolescentes que consumen cánnabis.


No obstante, los autores dicen que es necesario seguir con los trabajos para confirmar que los resultados se pueden extrapolar al hombre.


(Neuropsycopharmacology; DOI: 10.1038/NPP)


(Diario Médico del Jueves 15 de julio de 2010, página 10, Medicina)

domingo, 25 de julio de 2010

sábado, 24 de julio de 2010

Tres poemas de Juan Gelman


Gotán


Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
los ouna especie de olvido donde guardar jos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.

Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron traquilas bajo el oleaje de sus manos.

Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.

Cuando se fué yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre
él moverá mi boca por la última vez.



Alza tus brazos...

Alza tus brazos,
ellos encierran a la noche,
desátala sobre mi sed,
tambor, tambor, mi fuego.

Que la noche nos cubra con una campana,
que suene suavemente a cada golpe del amor.

Entiérrame la sombra, lávame con ceniza,
cávame del dolor, límpiame el aire:
yo quiero amarte libre.

Tú destruyes el mundo para que esto suceda
tu comienzas el mundo para que esto suceda.



Epitafio

Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.



(Juan Gelman)

miércoles, 21 de julio de 2010

martes, 20 de julio de 2010

A propósito de conversación trasnochante y lectiva de neverita , farola y acera (para Ángel)

HARVARD MAGAZINE
La pérdida de sueño es muy difícil de recuperar


Es una práctica tradicional entre médicos residentes, estudianes y otros profesionales nocturnos agotar los extremos: dormir muy poco durante varios días y a continuación descansar un periodo extralargo.

Diez horas de sueño pueden recargarnos y nos permiten un buen desempeño durante varias horas, según un estudio publicado en Science Translational Medicine. Sin embargo, "el cerebro, literalmente, registra cuánto tiempo hemos estado dormidos y despiertos durante semanas", dice Daniel A. Cohen, neurólogo de la Escuela de Medicina de Harvard y autor principal del estudio. Y eso significa que cuanto mayor sea nuestro déficit de sueño acumulado, más rápidamente se deteriora nuestra actuación, incluso después de una larga noche de sueño reparador.

Cohen y su equipo monitorizaron a nueve hombres y mujeres jóvenes que pasaron tres semanas con un horario endiablado: despiertos durante 33 horas y luego durmiendo 10, el equivalente a 5,6 horas de sueño al día. (Esto se aproxima al horario de un médico residente, si bien muchos viven en condiciones similares, pues según la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos el 16% de los estadounidenses duermen seis horas o menos por noche). Cuando los participantes del estudio estaban despiertos, registraban en un ordenador el tiempo de reacción y la atención sostenida cada cuatro horas.

Los investigadores se sorprendieron al descubrir lo mucho que un amplio descanso favorece la capacidad de hacer las pruebas. "Aunque las personas se quedaban despiertas durante casi 33 horas, cuando tuvieron la oportunidad de dormir 10 horas su rendimiento volvió a la normalidad", dice Cohen. "Hay un interesante aspecto a corto plazo de la pérdida de sueño que se puede corregir con relativa rapidez en una larga noche".

Pero los días y las semanas de sueño perdido finalmente se toman su peaje. La gente despierta durante 24 horas tiene tiempos de reacción comparables a los de las personas que se encuentren legalmente borrachas. El estudio de Cohen revela que los que aguantan mucha vigilia durante dos o tres semanas llegan a ese nivel de discapacidad grave más rápidamente después de sólo 18 horas despiertos.

Los investigadores del sueño a veces usan la analogía de un reloj de arena para ilustrar cómo perdemos nuestra capacidad de funcionar con el transcurso del día. Dormir bien por la noche nos da una ración completa de arena; los granos comienzan a caer cuando nos despertamos, y "con cada grano que cae hay un creciente nivel de deterioro", explica Cohen. "La pérdida de sueño crónica aumenta el agujero entre las dos mitades del reloj de arena, así que la arena cae con más rapidez. Eso significa que una noche larga puede restaurar el sueño, pero que se agota con más celeridad".

El estudio también revela información valiosa sobre cómo los ritmos circadianos influyen en nuestras respuestas a la privación del sueño. Determinaron que influir en los periodos claves circadianos (de 15:00-19:00 para la mayoría de la gente, cuando los niveles de la hormona melatonina son los más bajos en sangre) puede enmascarar los efectos de la pérdida de sueño sobre el rendimiento. Para empeorar las cosas, dice Cohen, "investigaciones previas mostraban que la gente comienza a sobrevalorar su desempeño cuando sufre privación crónica de sueño". Pero la baja inevitable del ciclio circadiano ( de 3 a 7 de la mañana, cuando los niveles de melatonina son más altos) aumenta los efectos de la pérdida de sueño, disminuyendo los tiempos de reacción en un factor de 10, una de las razones por las que los conductores son especialmente propensos a errores por la noche. Aún no se sabe cuánto tiempo se tarda en superar una deuda de sueño a largo plazo. "Al menos, más de tres días", dice Cohen. "Incluso hasta un par de semanas con un horario de sueño normal".


(Diario Médico del Martes 6 de Julio de 2010, página 2, Recortes Prensa.)

martes, 13 de julio de 2010

Reza un graffiti anónimo sobre un muro de Buenos Aires:

"Combata el hambre y la pobreza: ¡cómase un pobre!"