miércoles, 28 de mayo de 2008
domingo, 25 de mayo de 2008
Prob.precip.(%): 95
Será la innegable simpatía hacia los cúmulos de hojas de chopo, unidas en la humedad y la muerte para ocultar la sordidez de ciertas aceras. La adicción de mirar al cielo y mojarme la cara, alimentada por la mentira maternal durante la infancia, de que con el pelo mojado estaba más guapo.
Será el flujo continuo y subliminal de tristezas hermosas, entrando por tus ojos en forma de la extraña luz de un día de lluvia.
Será este pavor irracional a la figura espeluznante del paraguas.
La persistencia de los charcos, consecuencia irreversible de “la continuidad de los parques”, del más terrestre misterio de las pulsiones troposféricas.
Será el efecto estético del papel empapado y la tinta corrida,
recurso plástico barato, que conmigo aun funciona.
Será el recuerdo en tonos grises de tu rostro regado por el cielo, enmarcado por el retrovisor derecho, filtrándose en mi memoria. Avanzando lento e implacable como un tumor cerebral. Y el sonido terrible y eterno de la lluvia sobre el capó.
Será que de repente una mañana me quedaban pequeñas las botas de agua, y ya tuve siempre que poner los pies en el suelo.
Será la percepción del mundo desde detrás de un cristal mojado.
Un cristal atravesado por las estelas indolentes de las gotas que resbalan, que caen en picado unos centímetros y se vuelven a parar, coincidiendo con la arritmia agónica de una luz enferma que se apaga dentro de esta oscura y siniestra cueva de costillas.
Será el olor de la tierra mojada por el sabor del aire enterrado. Y el color de los campos surcados por el oleaje de las nubes bajas.
Será que en el fondo no sé porqué es.
Pero los días de lluvia me siento todo lo vulnerable que realmente soy.
lunes, 19 de mayo de 2008
sábado, 17 de mayo de 2008
El tipo del sombrero
"Si me dejas
podríamos hacer ese ramillete de chorradas
con palabras de miel y tinta
entre tu pecho
y mi espalda.
Si me dejas
te puedo colorear el alma
y que tú digas: mira. Con las pupilas abiertas
y las persianas bajadas.
Si me dejas
lanzo órdago a chica y levanto las cartas,
quemo los simulacros
y nos vamos a otra parte con los mismo daños:
a reírnos de la lluvia
y a reírnos de los charcos.
Si me dejas
puedo lanzarme al vacío de quedarme en tu regazo.
Pero
si me dejas,
vete a otra costa, a otro barco,
vete
y yo haré juegos de palabras
dándote las gracias
por haberme dejado."
Siempre escribe antes que yo mis propios pensamientos.
Por eso le llamo siempre cabrón por teléfono
cuando le digo que si unas cervezas.
Ama tanto la poesía que es capaz de besarla
y esnifarla al mismo tiempo.
Fuimos desconocidos de confianza.
Ahora la palabra creo que sería admiración.
Sí, profunda y sincera.
Porque es un genio. Porque es mi amigo.
Y porque no he conocido nunca a nadie
tan diametralmente opuesto a mí,
y por quien sienta esta extraña tendencia a la nostalgia,
a la pertenencia común a un pasado escrito a medias
en un foro en el que hicimos historia.
Porque ahora que creo que es mi alterego disfrazado de socio de la soledad,
la verdad es que echo de menos verle firmar un poema como Tayler Durden.
jueves, 15 de mayo de 2008
38,9ºC
La luz son dos catanas que atraviesan mi cabeza. Entran por las pupilas a 300.000 Km./s. Las suturas craneales crujen. Las meninges crepitan. Y en las brasas de mis retinas puede leerse en números digitales: 38,9 ºC.
A cada pulso soy capaz de sentir la trayectoria de la sangre por la arteria cerebral media. Mientras dormía, alguien extrajo todo el líquido sinovial de mis cápsulas articulares, e inyectó en su lugar ácido nítrico a -42 ºC.
Mis labios arden de color morado. Las conjuntivas oculares lloran de color rojo. Y el dolor de la fiebre es frío. Y el frío de la fiebre es dolor. Es un puño metálico y paralizante que te golpea sin que sepas dónde. Se mete en tu cama y te persigue saltando de sueño en sueño, alargando hacia ti su brazo inmaterial, eléctrico, implacable.
El frío doloroso de la fiebre es el castigo redentor que nos educa. La vara que nos endereza como especie .La espuela que nos guía como raza.
El dolor frío de la fiebre es el motivo que hace a la gente arrepentirse. De no vivir más intensamente sus períodos de salud. De no aprovechar mejor el tiempo de bienestar que nos concede la existencia. De no hacer todo lo que realmente quiere hacer por cobardía cuando todavía puede hacerlo. De no sentirse viva de verdad.
Por eso la fiebre es la única posibilidad de salvar al ser humano de extinguirse sepultado bajo toneladas de cajas de videoconsolas. Por eso, la muerte de Ralph Baer el 10 de Noviembre de 1994 por insuficiencia cardiaca consecuencia de la fiebre llegó tarde, pero no fue casual.
Por eso, quizá ayer no supe proponerte entrar en aquel baño de gasolinera a hacer el amor. Ni partirle la cara al empleado del parking que se reía cuando evidentemente borracho golpeé el coche contra la columna intentando salir del aparcamiento. Ni asumir, que no hay nada en mi vida actual que me ate a estos tres o cuatro municipios entre los que transcurren mis días, y solicitar de una vez esa beca Erasmus a Bruselas. Por eso, quizá por eso. Hoy la luz son dos catanas que atraviesan mi cabeza. Que entran por las pupilas a 300.000 Km./s. Y en las brasas de mis retinas puede leerse en números digitales: 38,9 ºC.
domingo, 11 de mayo de 2008
Mientras el mundo se derrumba
Esta noche hazme un favor.
Sí, esta noche tan parecida a cualquier otra
que podría ser la única.
Que podría ser mentira. O la última.
Esta noche en que acelero con los ojos cerrados.
Y tú sigues medio desnuda en el asiento del copiloto.
Y los retrovisores no existen.
Esta noche nos llevamos puesto en la mirada todo lo vivido.
Para que muera con nosotros.
Destruidos para siempre en un naufragio silencioso
que nadie pueda lamentar.
En un naufragio sin vestigios de dolor
que viajen a través del tiempo.
Esta noche de frío lacerante.
De viento de cuchillas que silban.
De lluvia de lágrimas que te tragas,
para dejarme encharcada el alma.
Esta noche hazme un favor.
Porque ahora lo único que necesito es recordar que existes.
Esconderme bajo tu piel mientras el mundo se derrumba.
Y que me beses muy despacio.
Con esa torpeza deliciosa de labios inocentes.
Esa melancolía fatigada de ternura incierta,
de manos confusas.
Esta noche hazme un favor.
Prométemelo. Antes de.
Después nada será igual sin haber cambiado apenas nada.
Parecerá sin embargo que hayan volado varias vidas.
Y será una noche más o menos igual de ficticia.
Y tú sentada en una isla con forma de acera.
Desde fuera podría parecer azar, pero Rayuela.
Casi sin querer aceptar
que a lo mejor los dos nos estábamos buscando.
Casi sin querer del todo llegarnos a encontrar.
Te brillarán en los ojos las farolas y el vino.
Buscarás detrás de mi sonrisa de cartón,
y yo ya me habré ido.
Creerás que cambié la cerradura de mi pecho y mis entrañas.
Irás entonces a despedirte, con los puños muy cerrados.
Para que no se te escurran los pensamientos entre los dedos.
(para que no se te escapen
entre la cordialidad y el miedo)
Y entonces, estoy seguro, en ese justo instante,
lo único que necesitaré será recordar que existes.
Esconderme bajo tu piel mientras el mundo se derrumba.
Y que me beses muy despacio.
Pero lo ocultaré con todas mis fuerzas. Sabes que puedo.
No podrás imaginar que me desgarro de nostalgia,
detrás de esta corteza de indiferencia cruel. Por eso,
esta noche hazme un favor. Yo te ayudo. Tú haz trampas.
Recuerda ésto y tenlo bien presente cuando llegue el momento.
En esa noche más o menos igual de ficticia.
En que en realidad sigas de puntillas
y delante de mí. En que en realidad sigas descalza.
Esa noche, recuerda ésto. Y olvida todo lo demás.
Me lo has prometido.
Porque no me has dado tu palabra.
Pero aquel beso tampoco, y ese,
siempre,
te lo dejabas robar.
Jracias Gsus..
Antes de ayer
"Cuando era un niño arañaba la pared de la noche,
buceaba en el mar del universo cerquita de los planetas
y jugaba a la taba con dos o tres marcianos que tenía como amigos.
También me daba por mecer a la luna
los días fértiles de sonrisas,
y siempre después de la merienda
construía barcas con la pluma de un tintero
y una hoja de papel.
Cuando era infancia
me ahorcaba con todos mis sueños,
descuartizaba el cielo y hacía trocitos de magia
para después coserlos en un rincón feliz
donde los juegos carecían de tiempo.
En aquel rincón quedó impregnado, como escupitajo,
el inverosímil sueño de mi niñez.
Con el pelo húmedo y la raya caída a un lado,
como una premonición del futuro y al instante, pensativo, dormía
adosado a una estrella que yo mismo sustraía del cielo oscuro, en
mi último cumpleaños feliz,
entonces ya no era tan niño.
Aprendí a no temer por las ilusiones y a seguir creyendo como
antes, que aun en el más inmenso y negro de los pensamientos
siempre hay un sitio para el juego y la poesía.
Lo más increíble de todo
es que siempre tengo de seis a diez años, y si no desisto de mis
sueños,
seguirá sorprendiéndome la noche, cuando convierta lo más
asqueroso de la realidad en una fantasía preñada de estrellas.
Porque de eso se trata."
gsus bonilla.
(Poema extraído de "El Forro", primer libro publicado por este gran POETA y amigo. Muchísimas gracias por todo hermano.)
miércoles, 7 de mayo de 2008
Hacia Farenheit 451
4- Desaparición de las actuales becas: A partir de ahora tendremos que hipotecarnos para poder estudiar. Las becas serán sustituidas por becas-préstamo, lo que significa que una vez accedamos al mercado laboral tras haber obtenido el título tendremos que devolver el dinero prestado con parte de nuestro sueldo, es decir, salir hipotecados de la universidad.
Paradoja etiopatogénica (cáncer gástrico)
lunes, 5 de mayo de 2008
Punto de inflexión
Una luna temblorosa que se ahoga en cada charco.
Tragos largos de un suicidio en pequeñas dosis
de introspección.
La resaca es un mechero iluminando en el suelo mojado,
pequeños trozos muertos de una vida anterior.
Parpadeos estallando bombillas de feria.
La noche fue una sinestesia
fingida por nadie. De nadie las palabras
de combustión lenta.
Porque ya no tienen dueño los recuerdos que te sangran.
Es tan sólo una mirada, una mirada incierta.
Un laberinto cíclico de salida tapiada,
una intoxicación.
Y una danza de farolas sobre el asfalto mojado.
A veces nos sentimos fracasados.
Quizá sobrevivimos a nuestra propia autodestrucción.
Pero pasa que de momento respiramos.
Que no sabemos muy bien si estamos drogados
o juntos. Viviendo de memoria o recordando
de corazón.
Un descampado con vistas a un folio en blanco.
Y la geometría volátil de un beso robado
tallado en alcohol.
Muy a pesar del pasado.
Sí, aquí estamos.
Y cada punto suspensivo es un punto
de inflexión.
Un firmamento de lunares de tus lados
derechos. Y debajo los venenos
de tu cuerpo anestesiado.
Y quedarnos encerrados en una verdad inventada
Casi una ficción temblorosa y frágil
de pestillos y persianas,
una verdad en tensión.
La saliva y el sudor se van secando.
Simplemente un reparto de miedos.
Y la amenaza de un paisaje de prospectos y de sábado.
Porque cuando duermo contigo me acuerdo de lo que sueño.
Y haber nacido
es lo mejor que me ha pasado por error.
Porque el universo de verdad empieza dentro de tu boca
y sólo lo sabemos tu y yo.
Huida hacia delante y con los ojos cerrados.
Serán tus maneras de estar viva.
Será tu forma de fingir que no sabes que te miran.
No me canso de estar a tu lado.
No me sueltes de la mano.
Y si caemos a la realidad,
nos caemos los dos.
Homenaje póstumo 4
Gacela del Amor Imprevisto
Nadie comprendía el perfume
de la oscura magnolia de tu vientre.
Nadie sabia que martirizabas
un colibrí de amor entre los dientes.
Mil caballitos persas se dormían
en la plaza con luna de tu frente,
mientras que yo enlazaba cuatro noches
tu cintura, enemiga de la nieve.
Entre yeso y jazmines, tu mirada
era un pálido ramo de simientes.
Yo busque, para darte, por mi pecho
las letras de marfil que dicen siempre,
siempre, siempre, jardín de mi agonía,
tu cuerpo fugitivo para siempre,
la sangre de tus venas en mi boca,
tu boca ya sin luz para mi muerte.
Federico García Lorca