domingo, 26 de diciembre de 2010

Anécdota de escritores: Benjamín Prado, Joaquín Sabina y Ángel González se pierden en coche por el puerto de Rota


Tomamos unos finos en un bar del muelle y cuando los barcos empezaban a moverse demasiado decidimos regresar. El puerto de Rota no sólo es que esté a diez minutos de nuestras casas, sino que lleva a ellas por un camino que yo había recorrido cientos de veces, pero ese día se me rompió la brújula. Fuimos al aparcamiento, Ángel se sentó en el asiento del copiloto y Joaquín en el trasero, sacamos el coche y empezamos a rodar. De pronto, pasamos bajo el faro antiguo y junto a un pub irlandés llamado O'Gradys, giramos a la izquierda, luego a la derecha... y allí estaban otra vez el faro y el O'Gradys.
-Vaya, no sé cómo es posible... A ver, debe de ser entonces por aquella otra calle -dije.
-¡Benja! ¿No me digas que te vas a volver a perder? -dijo Joaquín.
Tomamos por la derecha, atravesamos una plaza, bajamos por una calle en cuesta... y el O'Gradys y el faro volvieron a aparecer.

-¡Joder, no puedo creerlo! ¡Benja!
-¡Cállate, que me pones nervioso! Además, ya sé lo que ha pasado, es que no era por aquí sino por allí...

Fuimos por allí y acabamos otra vez en el faro y el O'Gradys. Ángel no decía palabra, con su cigarrillo en la mano y la vista al frente, pero Joaquín empezó a dar alaridos.

-¡No, no! ¡Me cago en la puta! ¿Será posible? ¡Si no vamos a llegar ni a la cena!

-Tío, déjeme en paz, ha sido un pequeño despiste. Lo que hay que hacer es meterse por Castelar y girar en el cruce con Isaac Peral.

Pero el caso es que tras otros cinco minutos dando vueltas, llegamos al faro y al O'Gradys, y para entonces Joaquín ya iba dando voces con medio cuerpo asomado a la ventana:

-¡Me cago en tus muertos! ¡Socorro, socorro, este cabrón me ha secuestrado!

La gente con la que nos cruzábamos nos miraba alucinada. El maestro González seguía fumando en silencio. Un auténtico caballero. Sin embargo, a la sexta vez que pasamos junto al O'Gradys, Ángel me puso delicadamente una mano en el hombro y me dijo:
-Oye, Benja. qué te parece si me dejas en este pub tomando una copa y me recoges dentro de cinco vueltecitas.


(fragmento extraído de "Romper una canción. Así se escribió el disco Vinagre y Rosas de Joaquín Sabina" de Benjamín Prado)

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