Los cinco
Palpen la espiga el cáliz el estambre
la huella dibujada por la tierra
busquen el cuerpo amado entre los cuerpos
el que no es
miren en qué baldosa de la historia
se emprende a tientas el regreso y cómo
se va reconociendo palmo a palmo
lo que no es
aprenden a olfatear el miedo huésped
la invitación del sexo / la osadía
rastreen el olor de la confianza
la que no es
oigan cómo se entiende la llamada
la impunidad del eco / su caricia
y cómo se cosecha entre las voces
la que no es
saboreen la lluvia y el durazno
los párpados del alba y la madera
tómenle el gusto al lecho de la vida
la que no es
De puro distraído
(...)
De vez en cuando iba a los aeropuertos, pero casi nunca viajaba en avión, entre otras cosas porque, después de presentarse en el mostrador correspondiente y despachar su liviano equipaje, se iba a la terraza a ver cómo despegaban y aterrizaban las grandes aeronaves y no prestaba la menor atención a los altavoces, que repetían su nombre con insistencia.
En cierta ocasión, sin embargo, y vaya a saber por qué extraño mecanismo, permaneció junto a la puerta de embarque y subió confiadamente al avión con los demás pasajeros. Cuando llegó a destino y mostró su pasaporte, tan displicientemente como de costumbre, un funcionario de emigración lo miró con atención y le dijo: "Venga conmigo". Él lo siguió mansamente por un corredor desierto. Cuando llegaron a una puerta con un letrero "Prohibido el paso", el funcionario la abrió y lo conminó a entrar. Así lo hizo, desprevenido. Pensó acercarse a una mesa que había en el centro de la habitación, pero de improviso no vio nada. Alguien, desde atrás, le había colocado una capucha. Sólo entonces comprendió que, de puro distraído, se encontraba de nuevo en su patria.
(Del libro citado en la entrada "Hoy por ayer y más que nunca". Aquel que leía en el metro sobre el desarraigo, el exilio y el dolor. Pues bien, éste es: Geografías, de Mario Benedetti.)
DE NADIE EL AGUA DEL RÍO por PABLO OTERO
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No tú
no yo
no él
de nadie el agua del río
ni la plata, ni la bellota, de nadie
el susurro, ni el azahar.
Ni luz ni sombra tienen pertenencia.
Ni siquie...
Hace 15 horas
2 comentarios:
Qué manía con el tal Benedetti. ¿Pero quién es este tío?¿Tiene algo que ver con Belén Esteban?¿No? Pues entonces no le erigirán un monumento.
¡Salud!
Librazo.Librazo y librazo.
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