jueves, 1 de diciembre de 2011

Tokio ya no nos hiere VII


Ella tiene miedo a los accidentes.
-Entre los hierros retorcidos del avión, se oye llorar a un niño.
-¿Qué?
-Lo dice el periódico. Entre los hierros retorcidos del avión se oye llorar a un niño. Alrededor de los muertos se extienden desordenadas las fotografías. La gente vuelve de las vacaciones cargada de fotografías. Hay más fotografías de las que se ven en el suelo. Imágenes aun dentro de las cámaras. Algunas podrán ser reveladas y otras no. Algunas fotografías arderán en el incendio que sigue a todos los accidentes.
-No leas esas cosas.
-¿Por qué no? La lluvia no persigue al hombre del tiempo.
-¿Qué coño quiere decir eso?
-Que la fe del accidente es siempre más fuerte que la fe de las víctimas.
-No todos los aviones se caen.
-No todos los aviones no se caen, sería más exacto.
¿Vamos a seguir volando hasta que nos toque a nosotros?
Ella tiene la manía de leer el periódico en la bañera y el periódico por supuesto se moja y la parte que no se moja se humedece por el vapor y por si eso fuera poco el periódico me impide verla desnuda.

-¿Sabes lo que más me asusta?
No debe saberlo porque no dice nada.
-Tu miedo. Y el entusiasmo detrás de tu miedo.
-Es curioso porque a mí es tu falta de miedo lo que más me asusta.
-Tengo tanto miedo como el que más miedo tiene. Aunque supongo que es un miedo distinto.
-No hay un miedo distinto. Siempre es el mismo miedo.
-No exactamente.
-¿No exactamente?
-No exactamente. Tu miedo empieza cuando despegan los aviones y el mío cuando los aviones aterrizan.

(fragmento extraído de Tokio ya no nos quiere, de Ray Loriga)