miércoles, 27 de junio de 2012

Paroxetina (hidrocloruro)


Cómo llenar este espacio y este tiempo,
este siglo XXI,
esta cocina recién fregada con Don Limpio a las 17:30h de la tarde,
este salón, este cuarto de baño reluciente
que huele a Bref Duo-Activo,
cómo llenar esta cama de 1,35 metros de ancho
o los cajones de la mesilla
o este hueco ovalado del tazón del desayuno.

Ser dios, ser el creador,
ducharse dos veces al día y oler como los ángeles
a mirra, incienso, a Pantene Pro-V y compresas con alas,
levantarse del sofá a media tarde y decir hágase la luz
y hágase el hombre y la mujer y el narrador omnisciente y los diálogos
y ver que está bien escrito el primer párrafo
y leerlo una y mil veces y ver que es bueno.

Salir, entrar, comprar libros y revistas,
quedar a las 19:00h en La latina para no encerrarte en casa en tu día libre.

Eso es como aquello y lo de más allá.

Videojuegos, sexo, fútbol, series de televisión y tartas de cumpleaños,
letras de piso, recibos de luz, cerveza en jarra, frutas, lácteos , huevos,
sanitarios, griferías cromadas, chococrispies.

O tal vez sea eso que algunos llaman amor
y que yo confundo siempre con follar.

Poner algo donde antes no había nada o casi nada,
en esto consiste la creación de un dios,
cambiar el aire con tus cosas,
tus escritos, tus dibujos,
las figuras que moldeabas con plastilina en el colegio
y colocabas sobre la televisión en casa de tus padres,
huir, crecer, rebelarte, dejar un rastro, un excremento,
algo supremo y original que te permita olvidarte de ese don nadie
que escribe en su portátil y se atiborra de pastillas.


(poema extraído de Alguien que sea yo, escrito por Manuel del Barrio Donaire y publicado por la editorial Huacanamo)

No hay comentarios: