Desde el punto de vista neurológico el miedo es una forma común de organización del cerebro primario de los seres vivos, y esencialmente consiste en la activación de la amígdala, situada en el lóbulo temporal.
El mecanismo que desata el miedo se encuentra, tanto en personas como en animales, en el sistema límbico cerebral que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida y la evitación del dolor, y en general de todas las funciones de conservación del individuo y de la especie. Este sistema revisa de manera constante (incluso durante el sueño) toda la información que se recibe a través de los sentidos, y lo hace mediante la amígdala, que controla las emociones básicas, como el miedo o el afecto, y se encarga de localizar la fuente del peligro. Cuando la amígdala se activa se desencadena la sensación de miedo y ansiedad, y su respuesta puede ser la huida, la pelea, la rendición.. Recientemente se ha encontrado que la sensación de miedo está mediada por la producción en la amígdala cerebral de la hormona vasopresina (ADH, Anti Diuretic Hormon) mientras que la sensación contraria lo está a la de la hormona oxitocina, también en la amígdala. El etanol inhibe la producción de vasopresina. El miedo al daño físico provoca la misma reacción que el temor a un dolor psíquico.
La extirpación de la amígdala parece eliminar el miedo en animales, pero esto no sucede en humanos (que como mucho, cambian su personalidad, se vuelven más calmados), en los que el mecanismo del miedo y la agresividad es más complejo e interactúa con la corteza cerebral y otras partes del sistema límbico.
El miedo produce cambios fisiológicos inmediatos: se incrementa el metabolismo celular, aumenta la presión arterial, la glucosa en sangre y la actividad cerebral, así como la coagulación sanguínea. El sistema inmunológico se detiene (al igual que toda función no esencial), la sangre fluye a los músculos mayores (especialmente a los miembros infieriores, en preparación para la huida) y el corazón se acelera. Aumenta la secreción de neurotransmisores adrenérgicos (adrenalina). También se producen cambios faciales: agrandamiento de los ojos para mejorar la visión, dilatación de las pupilas para facilitar la entrada de luz, la frente se arruga y los labios se estiran horizontalmente.
Como el sistema límbico fija su atención en el objeto amenazante, los lóbulos frontales (encargados de cambiar la atención consciente de una cosa a otra) se desactivan parcialmente. Durante un ataque de pánico la atención consciente queda fijada en el peligro, y si los síntomas fisiológicos como el ritmo cardíaco o la presión sanguínea son interpretados por el sujeto como una confirmación de la realidad de la amenaza se produce una retroalimentación del miedo, que impide una ponderación del auténtico riesgo.
(Figure with meat, 1954. Francis Bacon.)
1 comentario:
aparte de el texto expuesto, que como nos tienes acostumbrado es muy interesante me encanta F.Bacon haber si acabo los putos examenes para ir a ver su exposición.Sigue asi tio exparciendo la cultura un fuerte abrazo
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