jueves, 30 de julio de 2009

Desaparecidos razonables


Y otra copa que estalla al brindar por las apariencias.

Este cristal centroeuropeo es una mierda muy fina y me marean sus destellos antes de que pueda hacerlo su contenido. Sólo añicos deslumbrantes e inútiles como ojos.

Yo siempre he sido más de botellas de 2 litros de cocacola rajadas con unas llaves o quemadas con un mechero. Pero tirado en el frontón de mi pueblo.


No tengo la mirada perdida de drogas y soledad por el ventanal de un ático que mis padres pagan en el centro de una ciudad descomunal. Me gusta regar mi huerta y subirme al monte a mirar un cielo escuchable. No confundo mis problemas de comunicación con un elitismo ridículo.


Me apesta a colonia cara la columna de humo de trescientos sombreritos ardiendo en una combustión reveladora. La máscara de gamberrismo ilustrado se derrite al fuego dulce y se calcina el disfraz pijo de supervivientes eruditos. Se acabaron las aventuras aseguradas a todo riesgo muchachos.


Supongo que un buen poeta nunca escribiría que no parece merecer serlo simplemente porque no parece serlo.

Lo siento, no doy el perfil.


Creo que ya no nos debemos nada.

Ha sido un placer, puta bohemia.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recreas la vida, narras historias, vas al grano, te nutres de realidad...
Nos das siempre, con tu poesia, un puñetazo con un guante forrado de rosas.

Maleable dijo...

Pues si Guille, ha sido un placer...
leerte digo, y que lo siga siendo.

Un abrazo