martes, 7 de julio de 2009

Pour ouvrir pincer et tirer


El nombre de la etiqueta, de la sección transversal, no puede ajustarse mejor: lectura irreversible. Y es que aveces, cuando ya no lo esperas de nadie, va y te llega una carta, demostrándote que era lo único que necesitabas. Un guiño del pasado que viene recorriéndose media Europa en un saco. Digamos que al final siempre hay algo que te hace tragarte tus palabras de rabia. Pero no aparece en mitad del camino cuando tú quisieras. Al final, lo que llevas a la espalda del recuerdo, casi siempre ha merecido la pena. Cuando se te quitan las ganas de seguir siendo tú, entonces, justo a tiempo, es siempre una carta lo que te salva del nihilismo. Una carta original y cariñosa que es una fotocopia de libro remoto, de letra de imprenta corregida con tipp-ex y bolígrafo verde de caligrafía familiar, como de compañera de clase de Plástica casi en otra vida. Joder, no podéis imaginar lo especial que me he podido sentir al leerla.
Una carta inesperada de alguien querido, no se puede recibir nada más bonito.


"No preguntará el nombre de la actriz; en realidad no le interesa. Guillermo es el único de los conocidos de Sara a quien no le interesan realmente los famosos. Guille sinceramente no reconoce distinciones así. Sara piensa que es una mezcla de ego monumental y una especie de sabiduría. Guille es incapaz de imaginar una vida más interesante o valiosa que la que viven sus amistades y él mismo, y por esta razón uno se siente exaltado, expandido en su presencia. No es uno de esos egotistas que miniaturizan a los demás. Es el tipo opuesto de egotista, que obedece a impulsos de grandiosidad y no de codicia, y si insiste en una versión de ti mismo que es más divertida, extraña y más excéntrica de lo que sospechas que eres -capaz de hacer más bien y más mal en el mundo de lo que nunca hubieras creído-, es casi imposible no creer, al menos en su presencia y durante un rato después de haberle dejado, que es el único que percibe tu esencia, pondera tus verdaderas cualidades (no todas ellas necesariamente halagadoras; una cierta desmaña, una tosquedad pueril forman parte de su estilo), y te aprecia más plenamente de lo que nadie lo haya hecho nunca. Sólo al cabo de algún tiempo después de conocerle empiezas a comprender que, para él, eres un personaje fundamentalmente novelesco, al que ha investido de una capacidad casi ilimitada para la tragedia y la comedia, no porque sea tu verdadera naturaleza, sino porque él, Guillermo, necesita vivir en un mundo poblado de figuras imponentes y extremas. Algunos han roto sus relaciones con él porque se niegan a seguir siendo figuras en el poema épico que está siempre componiendo en su cabeza, la historia de su vida y sus pasiones; pero otros (Sara entre ellos) disfrutan del sentido de hipérbole que aporta a sus vidas, e incluso han llegado a depender de él, como dependen del café que les despierta por la mañana y la copa que les amodorra por la noche."

(Extracto de "Las horas";
4º capítulo, 2º referente a Clarissa Dalloway;
Michael Cunningham, 1999.)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Hoy soy yo la que se acuerda de él. Hoy soy yo la que le infla el ego pero no sin antes avisarle de que le puede explotar la próxima vez que nos veamos."

DrWiler dijo...

Muchísimas gracias Sara.

Anónimo dijo...

Siempre





Siempre

.
.
.

Siempre,



es un placer

Guille!

mua!

Sara.