martes, 5 de enero de 2010

Mis deseos para el 2010


Pues claro que para el 2010 quiero ser otro.

Para empezar, le voy a robar la voz a Jairo Zavala. Y cuando hable como acariciando el aire con una Opinel nº 13, otros se sentirán radiografiados por dentro.

Me trasplantaré los brazos de Dwight Howard y el mundo será para mí una jaula reblandecida. Los miedos se convertirán para siempre en migas de pan mojado.

Quiero el pelo de esa gente a la que le queda tan bien el pelo rapado. Ewan McGregor, Mathew Fox o Jake Gyllenhaal, por ejemplo.

Arrugadas y venosas. Nicotínicas y humildes de tanta gloria y tiempo. Las manos de Rosendo Mercado. También las quiero para mi nuevo yo.
La sonrisa socarrona de Óscar Jaenada o Migue Benitez, de tocar un poco los huevos porque mola no tener nada que perder, pero sin dejar de ser buena gente coño.

Y quiero por último, la implacable elegancia del rotundísimo sentido de la responsabilidad, la afable discreción inteligente, la esperanza incorrompible en la utopía del hombre libre, porque quiero, y es lo que más quiero, el ingenioso anarquismo pertinaz de Fernando Fernán-Gómez
para mi hacerme viejo amenazante.

Pero no.
Quizá no quiera ser ese nuevo gran tipo.

Porque puede pasar, que en esa metamorfosis perfeccionista, en ese acercamiento definitivo hacia todo lo que admiro deslumbrado, en este viraje de mitomanía adolescente, algo de mí, de mi yo anterior, de mi único "mí", algo (que a decir verdad no tengo ni puta idea de lo que puede ser), algo de entre toda esta mediocridad que ahora me da forma, se pierda en el trueque. Y podría ser justamente ese algo que de manera incomprensible hizo que te fijaras en mí y no en otro muchísimo más guay. Por eso, para este 2010 quiero una vida igual de deforme, de agrietada, de anodinamente feliz, de insípidamente derrochada, igual de gris pero ácida, de luchada anónimamente y sin muchas garantías, sin más bien ninguna exuberancia.

Una vida imperfecta que tu sabes compensar.
Una vida asquerosamente normal.
Pero contigo.


2 comentarios:

tayler durden dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
tayler durden dijo...

lo de asquerosamente normal no sé hasta qué punto, ya que con tu agenda de días completos, citas ineludibles, examenes, operaciones, borracheras y conciertos desconcertantes ya me dirás todo lo normal que se puede llegar a ser.
aunque quizá hables de tu "normalidad", esa rutina genial que se va convirtiendo en tu inseparable día a día, y que a veces respiras y notas como un orgullo de tranquilidad, algo que te permite dormir por las noches sin tener tanto miedo.
supongo que esos de los que hablas, muchas veces, no lo consiguieron. tú sí.
pero sigues diciendo cosas que quisiera haber podido decir yo antes. ladrón. cuando te las robe no digas que fui yo, di que asumes la culpa de ser tan jodidamente bueno y tan incomparablemente grande.

y acepta la oferta de marcus, por favor, que me tenéis en vilo pa lo del veintitantos.