Me asustan los médicos que creen en Dios. Y la anestesia entrando con la pesadez del mercurio. Una mancha de sangre en el techo del quirófano con la forma de Sicilia. La sangre en las vendas. Las venas como espaguetis. Siento el sistema nervioso como un bulevar de Shibuya. Agitado, acelerado, y loco. Noto calambres como vagonetas de cocaína atravesando una mina de azufre. Trato de ordenar las ideas y alinearlas como latas de conserva en el escaparate de un colmado. Se caen al suelo y se desparraman como cimientos de arena. Los calmantes dibujando objetos que emergen de la pared y se acercan a mis miedos. Y mis miedos rodeándome como diez vaqueros encañonando al último indio. Y la anestesia desapareciendo lenta y tranquila como una niña deslizándose por el tobogán de un parque acuático. Me asustan los médicos que creen en Dios.
(Texto extraído de enfant terrible)
Safo / dos fragmentos
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10
le tapaba
los pies el colorido traje, una hermosa tela Lidia
36
Te suplico, Gonguila,
vuelve cubierta
de ese manto blanco como leche,
y que brot...
Hace 1 hora
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