domingo, 13 de septiembre de 2009

Nocilla Project 2


"En algún momento de su travesía Falconetti decide regresar a San Francisco. Piensa que si él no puede dar la vuelta a la Tierra, por lo menos que la Tierra la dé por él. Compra una bola del mundo del tamaño de un balón de playa, y con un rotulador indeleble pinta un monigote sobre la Ciudad de San Francisco, y al lado escribe su nombre. A la mañana siguiente, en East Bay la tira al mar.

(...)

Un espía quiere enviar el mensaje "El armamento nuclear está ubicado en...". Para ello lo codifica cambiando las letras de la frase por otras que elige al azar: la e por la h, la l por la k, la a por la v, etc. de manera que el mensaje queda: "hk vjtvthbil bñwkhvj...". En caso de que el enemigo intercepte el mensaje, ¿Tiene alguna probabilidad de descifrarlo? Si el mensaje es lo suficientemente largo la respuesta es que sí tiene probabilidades. Porque en cada lengua las letras tienen una frecuencia de aparición en los textos bastante determinada. Sólo hace falta contar el nº de veces que se repite cada letra en la versión codificada, y hacerla corresponder con la letra que en el lenguaje normal posee una idéntica frecuencia de aparición.

Jérome Segal

(...)

Teniendo en cuenta que el radio de la tierra es 6300 km y que el radio de una bola del mundo de juguetería 0.001 km, teniendo en cuenta además los complejos movimientos de las mareas y los obstáculos continentales, podemos afirmar que esa bola del mundo, aunque ya nunca va a dejar de moverse, jamás conseguirá dar la vuelta a la tierra, como tampoco lo consiguió aquel iluso que en East Bay la tiró al mar. Por lo que para esa bola la tierra será ya siempre un objeto plano e infinito, carente de dimensiones y situado en una esfera metafísica. Lo que indica que cualquier acción del ser humano es reflejo de sus propias limitaciones y, por añadidura, que construimos un mundo a nuestra imagen y semejanza. Así que ese error en cierta manera nos convierte en dioses por reducción al absurdo."



(Fragmentos extraídos de la novela Nocilla Dream, de Agustín Fernández Mallo)

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