jueves, 10 de noviembre de 2011

"Del frío" en Crítica Feroz y Neorrabioso


Pues eso, que hoy vengo a celebrar las desventuras de este poema mío dando tumbos por el extranjero hostil que son los blogs de poesía y otras vísceras infecciosas.

En primer lugar, algo insólito: la acogida del texto con más clemencia que ferocidad entre los implacables francotiradores de la crítica poética. Insólito para mí, por supuesto. Puede presenciarse aquí toda la cadena de comentarios quirúrgicamente analíticos y salvajemente dinamiteros. Catorce nada menos. Y muchos de ellos en un tono suavizado, casi complaciente. Demasiados. Todos de una altísima calidad crítica, que revelan un profundo conocimiento en materias de filología e historia de la literatura, pero sobre todo una lectura concentrada y con auténtico interés.
Gracias. Éxito del poema y fracaso del blog en su pretensión despiadada original, supongo. También derrota personal en mi intento incansable de que me partan la cara de alguna forma. Incluso así de extravagante.

Y como si todo ésto fuera poco, hace pocos días Batania recogía el poema en su blog como su favorito de la jornada en Crítica Feroz. Alegrón. Que una de mis poesías supere el riguroso filtro diario de este genio mediático, controvertido y enamorado de su locura que es Neorrabioso, para mí es la hostia. Es todo un referente en la red en cuanto a creación poética y activismo literario callejero. Y se lo ha ganado a pulso. Supone un gran reconocimiento. Y le estoy muy agradecido. También por su crítica del poema que copypasteo a continuación:


Me encanta. Lirismo macho, sí señor. Dice Gombrowicz que para él la literatura es "lo duro"; él denunciaba a la mayor parte de la poesía, sobre todo la rimada, como blanda, azucarera, agua muerta. Pero estoy seguro de que Gombrowicz no diría eso ante poemas como éste.

Como siempre, hay partes mejores y peores, pues cuanto más largo es un poema más oportunidades hay de fallar. No me disgusta "el sol velado de yema hervida". Al revés: me encanta porque utilizas una figura, la metáfora descendente, por la que siento predilección. ¿Sabes? Cuando los poetas petrarquistas y renacentistas ya habían agotado todas las metáforas ascendentes y mariconadas posibles sobre la luna, llega Góngora y se le ocurre llamarla "requesón del cielo". Y se monta un escándalo de órdago (hasta Lope hace una comedia en la que se descojona de ese uso). ¿Llamar a la luna, ese espejo de los enamorados, esa princesa de diamante, "requesón del cielo"? No, Góngora había llegado demasiado lejos. Luego, con las vanguardias, ya todo el mundo hace ese tipo de cosas y, de hecho, desde que se llegó a la luna sabemos que se parece más a la que decía Góngora que a la de los petrarquistas (la luna es una novia fea, vieja, mojigata, coñazo y poetita).

El tono. Qué tono, macho. La desolación alcanza. En lo de "rajar" tengo dudas. Creo que es un verbo demasiado fuerte: introduce violencia en el poema y creo que el tono general es el de conseguir intensidad sin meter cuarta.

Los cuatro versos finales, desde el "el extravío que eres", también muy buenos, enriquecen el poema, pero sin ellos el poema también funciona, ojo: esos últimos versos nos tiran al lado del fracaso amoroso, pero sin ellos la palabra derrota seguía siendo nítida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sería perfecto si no abusases tanto de... las palabras.
Dicen que se mudan a mi cabeza, que contigo todo es frío hirviendo.

Anónimo. No te digo todo y te digo nada.