El gran avance de la neurociencia permite acariciar el sueño de obtener fármacos que potencien la capacidad cognitiva y borren los recuerdos traumáticos. La formación de nuevas sinapsis se ha conseguido en Drosophila, en ratas y en líneas celulares humanas gracias a la activación de la vía de señalización de la cinasa PI3K. Esta estrategia mejora el proceso de aprendizaje en los animales de experimentación. La otra cara de la moneda, el borrado selectivo de la memoria, también ha cosechado éxitos en roedores gracias al uso de moléculas como ZIP.
Pastillas para recordar y pastillas para olvidar; fármacos que proporcionen una memoria sin límites y productos que borren las experiencias traumáticas: incluso si nunca llegan al mercado moléculas que ejerzan esos efectos de forma selectiva y sin daños colaterales relevantes, toda la investigación destinada a su búsqueda habrá suministrado datos de gran valor para el conocimiento de los procesos cognitivos y el tratamiento de diversas patologías.
Uno de los grupos españoles más activos en este ámbito es el que dirige Alberto Ferrús, profesor de Investigación en el Instituto Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Este equipo descubrió hace unos años una vía sinaptogénica dependiente de la cinasa PI3K y su uso potencial para rejuvenecer las neuronas y tratar patologías en las que se han perdido sinapsis.
El olvido
Junto al aumento ilimitado de las capacidades cognitivas, otro gran anhelo es la posibilidad de borrar de forma selectiva los recuerdos. Agnès Gruart, catedrática de la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y experta en las bases fisiológicas del aprendizaje y la memoria, ha recordado el aluvión de noticias difundidas en 2009 sobre el desarrollo de una molécula, denominada ZIP, capaz de eliminar los recuerdos.
Junto al aumento ilimitado de las capacidades cognitivas, otro gran anhelo es la posibilidad de borrar de forma selectiva los recuerdos. Agnès Gruart, catedrática de la División de Neurociencias de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla, y experta en las bases fisiológicas del aprendizaje y la memoria, ha recordado el aluvión de noticias difundidas en 2009 sobre el desarrollo de una molécula, denominada ZIP, capaz de eliminar los recuerdos.
Su equipo llevó a cabo experimentos en ratas que mostraron la eficacia de este péptido. "Podríamos pensar en futuros mecanismos para olvidar a través de fármacos como ZIP o mediante aproximaciones experimentales con farmacogenética", ha anunciado. Pero también ha hecho un llamamiento a la prudencia: "Aún no conocemos los detalles de la memoria. Ni siquiera sabemos exactamente cuáles son las estructuras implicadas. Hay un gran paso hasta borrar los recuerdos".
(reportaje de María Sanchez-Monge en diariomedico del jueves 1 de marzo de 2012: http://neurologia.diariomedico.com/2012/03/01/area-cientifica/especialidades/neurologia/mucho-pastillas-para-recordar )
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